La Económica se parte de risa con un Navarro “flamenquete”

El cómico jiennense llena de humor y de público el salón de actos de la varias veces centenaria institución

12 oct 2018 / 14:17 H.

La Económica, acostumbrada a aplaudir a escritores que presentan libros, músicos virtuosos y a los pintores que escogen su espacio de exposiciones para mostrar su producción plástica, hizo una excepción y acogió sobre su escenario un show cómico, Historias de un flamenquete, la nueva propuesta del jiennense David Navarro, que llenó de humor y de público las históricas instalaciones de la calle Bernabé Soriano.

La institución, fundada en el siglo XVIII y cuya aportación a la vida formativa y cultural de la ciudad le ha valido múltiples reconocimientos, abrió sus puertas a la risa y atendió la célebre sentencia de Groucho Marx sobre el humor —el actor pensaba que es una cosa muy seria—; pero, eso sí, con la garantía de un protagonista cuya trayectoria artística lo avala a la hora de apostar por su propuesta para estrenar género en la céntrica pinacoteca que es el salón de actos de La Económica. Navarro llegó, habló y convenció con su monólogo, que con todo el acento de aquí que gasta el cómico compartió con el respetable singulares historias a cual más desternillante, con el flamenquete —“persona a la que antes de la crisis le iba muy bien y, de repente, ya no tanto”— como protagonista cuya preocupación por el futuro se convirtió en hilo conductor de la velada: “¿Qué es el futuro de Jaén? El Aove —no le digas aceite, dile Aove. Habría que sacar una colonia, o de Aove de Jaén, Jaén”, propuso. Con el personal entregado, Navarro repasó su trayectoria profesional en clave de humor y reflexionó sobre la forma de ser de los españoles: “Un español se alegra cuando a otro le va mal, eso es ser un español”, afirmó.

No faltó un clásico: la “odisea” del tren Jaén-Madrid-Jaén es a David Navarro lo que el chiste de los garbanzos al desaparecido Paco Gandía, y los presentes lo a- gradecieron de la mejor forma que puede hacerlo quien asiste a un show como el del cómico jiennense: con sus carcajadas: “¿Quién lo habrá puesto a las 09:29, pon y media”, protestó, y entre el delirio del público, prosiguió su relato: “Yo no sé cómo será Austwich, pero me lo imagino cada vez que viajo”, exageró, y añadió: “No hay cafetería en los vagones, solo una máquina expendedora. Antes, en Manzanares o en Alcázar de San Juan, subía un hombre con un carrito que vendía bocadillos, pero ahora solo está la máquina, que vende galletitas, y pasan un hambre...; yo echo de menos al hombre del carrito”, exclamó cuando hasta al retrato del rey Carlos III que preside, desde antaño, el salón de La Económica pareció alegrársele el rictus. Inoculó David Navarro tantas dosis de humor en su auditorio que hubo hasta quien concatenó risas sin solución de continuidad, con un lenguaje descarado, sin concesiones al rubor, que logró desinhibir rápidamente los oídos de la gente que llenó, literalmente, el salón. Incluso, en vísperas de feria, recordó cómo su madre le regañaba —“las madres de Jaén regañan mucho”, dijo— si llegaba a las ocho de la mañana: —“Mañana no sales; —¿Mañana, mamá, será hoy?”.

Fue su debut en La Económica, un estreno apoteósico que, seguro, le reserva ya hueco en el programa más “flamenquete” de esta ensolerada institución.