La familia de una niña muerta por meningitis “vence” al SAS

Los padres logran que el TSJA suba la indemnización hasta los 200.000 euros

21 jun 2016 / 14:33 H.

Celia, de 5 años, falleció en la madrugada del 6 de diciembre de 2009 en el Hospital San Agustín de Linares. Tenía tan solo cinco años cuando una meningitis acabó con su vida. Entonces, sus padres, Pilar Muñoz y Alfonso Cabrera, emprendieron una batalla para demostrar que la muerte de su pequeña se debió a un cúmulo de errores médicos y que, por lo tanto, se podía haber evitado. Seis años y medio después de la muerte y tras muchos sinsabores, esta familia de Bailén ha conseguido “vencer” al Servicio Andaluz de Salud (SAS) y han conseguido que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) eleve hasta los 200.000 euros la indemnización que deben recibir como compensación. “Lo importante para nosotros no es el dinero. La muerte de una hija no se paga con nada. Solo queríamos que se supiera toda la verdad del trato que recibió mi hija, de la muerte tan indigna que tuvo, sin recibir tratamiento y retorciéndose de dolor. Nosotros vimos cómo se nos iba. Es algo que no se olvida nunca”, explica Alfonso Cabrera, un agricultor de Bailén que ha luchado durante más de un lustro para que se hiciera justicia.

La sentencia del Alto Tribunal modifica otra dictada por el Contencioso número 1 de Jaén en mayo de 2013. Entonces, el juez reconoció que la niña no recibió el tratamiento que podría haber permitido luchar frente a la enfermedad. En la resolución, se hacía referencia a una serie de errores en cadena calificados como “inadmisibles”. Y es que el pediatra de Urgencias tardó dos horas en ver a la niña por primera vez, a pesar de que llegó, a las cuatro y media de la tarde de aquel 5 de diciembre de 2009, con fiebre y vómitos. A las cuatro y media, le administraron un medicamento para bajar la calentura y la dejaron en observación por “una gastroenteritis”. Una hora más tarde, a la niña le salieron unas manchas en el hombro, primer síntoma evidente de que podía sufrir una meningitis. Sin embargo, el pediatra no se percató. Pese a que le subió la fiebre y empezó a convulsionar, para el doctor, “la situación no era grave”. Llegó a darle un medicamento que era contraproducente para la enfermedad, pues enmascaró los síntomas. Perdió un tiempo precioso en suministrarle los antibióticos que hubiera podido salvarle la vida. A las nueve y media de la noche, la niña ya estaba gravísima. Se decidió, entonces, el traslado al Maternal. Sin embargo, la ambulancia no llegó. Celia falleció a la una y veinte de la madrugada del 6 de diciembre.

A pesar de que la primera sentencia reflejaba que esta concatenación de errores privó a la menor de recibir un tratamiento adecuado, se fijó la indemnización en solo 60.000 euros. ¿Por qué? El juez estimó que las posibilidades de salvarse eran de un 40 o un 50% por ciento, incluso en el caso de haber sido medicada. “Fue una vergüenza. A mi hija se le anuló cualquier posibilidad de supervivencia”, explica el padre.

Por ello, la familia recurrió ante el TSJA que, ahora, le ha dado la razón: “La menor tuvo una pérdida absoluta de oportunidades de beneficiarse de un tratamiento que, en la mayoría de los casos, es eficaz”, sostiene la sentencia, que ya es firme. Por ello, la Sala entiende que no es aplicable una rebaja de la compensación, que eleva de los 60.000 hasta los 200.000 euros. La familia, que ha sido asesorada por los letrados Alfonso Ramírez y José Luis Vilar Rodríguez, tiene un sabor agridulce tras tanta batalla. “He peleado por mi hija hasta donde el sistema me ha permitido. El dinero no me la va a devolver”, concluye el padre, Alfonso Cabrera, con un tono de rabia e indignación.