La feria se despide con una necesidad admitida de cambios

Azañón avanza negociaciones para reagrupar las casetas y evitar los huecos de este año

24 oct 2017 / 10:53 H.

La última feria de España se deja un sabor agridulce. Sobre todo, en “La Vestida”. Seis denuncias por agresiones sexuales a mujeres; una ocupación que sigue en caída libre, con 6 casetas menos que en 2016 y una veintena de módulos vacíos, y una facturación que, “a bote pronto”, será entre un “25% y un 30%” inferior a la del año pasado, según las estimaciones iniciales de los caseteros, son algunos de los datos que están asociados a una edición de “San Lucas” que concluye con la convicción de casi todas las partes implicadas de que son necesarios cambios, aunque, de entrada, las tasas municipales parecen innegociables.

En una feria más corta y en la que la lluvia ha hecho acto de presencia en dos de sus jornadas clave (“San Lucas” y su víspera), la queja recurrente de los caseteros por el alto coste de los módulos suena con más vigor. “Jaén, posiblemente, es de las ferias más caras para los servicios que hay en el ferial —critica el presidente de la Asociación de Caseteros, Alberto Palomo—. No ha empezado y requiere un desembolso de unos 6.000 euros”. A eso añade el escaso apoyo de la Administración local, y lanza en un ultimátum: “El Ayuntamiento tiene que decidir si quiere feria en el centro o en el ferial. Las dos no son viables. Este año, conseguimos reducir el horario de la feria de día en dos horas y no ha habido feria de noche en el centro, pero los huecos que han quedado libres son, principalmente, de hosteleros que antes bajaban al ferial y montaban caseta y ya no, porque la tienen en la puerta de su casa”. En un balance en el que resaltó la “excelente acogida” que han tenido “todas las actividades programadas por el Ayuntamiento”, la edil de Festejos, Isabel Azañón, negó que la feria sea cara: “Creo que el precio del suelo estará estudiado”. Lo que sucede —señaló— es que los caseteros “quieren vender mucho”.

No obstante, sí reconoció la necesidad de ciertos cambios. Por ejemplo, para evitar la desolación que provocan los módulos que no se alquilan. “Aunque [los caseteros] tienen un sitio reservado por antigüedad, vamos a intentar ponernos de acuerdo para reagrupar las casetas. Por estética”, indicó, adelantando que ya hay negociaciones y, “la próxima semana”, se empezará a trabajar para “concretar el tema”. “A ver si conseguimos regularizar esta situación”, espera Palomo. El casetero valora la buena voluntad municipal, pero advierte: “Hay gente que tiene mucha antigüedad y por culpa de una mala gestión del Ayuntamiento no tiene que pagar el pato”.

La escasez de aparcamiento público y la limpieza del ferial son también dianas de las críticas de los caseteros. Esta última ha mejorado —dicen— respecto a otros años, pero consideran que “no es suficiente”. El edil de Mantenimiento Urbano, Juan José Jódar, apeló al civismo de la ciudadanía: “Es bochornoso que se hagan las necesidades en los muros cuando ha habido 12 operarios limpiando los aseos las 24 horas”. “Esta ciudad necesita una vuelta de tuerca en cuanto al incivismo”, concluyó, irritado.