La indignación crece entre los restos de un derrumbe

“San Vicente de Paúl” denuncia la pasividad municipal, que aún no ha procedido a retirar los escombros

29 jun 2016 / 12:51 H.

El derrumbe del número 29 de la calle Miguel Hernández no solo ha sembrado entre los vecinos de San Vicente de Paúl y de Antonio Díaz el temor a la amenaza latente que supone la veintena de infraviviendas que se concentra en el triángulo que forman esta calle, San Rufino y Cora. A esta preocupación, suman ahora la indignación.

Han pasado ya seis días desde que la casa se vino abajo y los escombros —denuncia el dirigente vecinal— siguen en el mismo lugar, sin que nadie del Ayuntamiento se haya acercado, a pesar de que se trata de un inmueble de titularidad municipal —sostiene Torres— y de las reiteradas llamadas que ha hecho sin éxito. “Llamo, pero no me cogen el teléfono”, se queja el presidente de “San Vicente de Paúl”, que se lamenta, “impotente”: “Esto es un desastre. ¡Ellos son los encargados de preocuparse de los ciudadanos! Pero aquí no hacen nada”. La calle continúa cortada. También lo hacen las vallas que acotan la vivienda, alertando del peligro; los escombros y el agua se está saliendo, porque, “al caerse la casa, se ha roto una tubería”. “Ya no sé qué puedo hacer”, dice Torres, que confiesa que los vecinos ya están arremetiendo contra él. “Me dicen que muchas cámaras, pero que aquí nadie mueve un dedo”, comenta, frustrado, y reflexiona: “Habrá que esperar a que se caiga otra vivienda y que mate a alguna criatura. Entonces, le pondremos nombre y apellido a los responsables de esto y será el Ayuntamiento”. La asociación de vecinos llevaba “más de un año” remitiendo escritos a la entidad local, advirtiendo del peligro que suponen las infraviviendas en la zona, y reclamando su democión, ya que del plan que acordó, en 2007, con la Junta de Andalucía, para su eliminación no hay noticias. “¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el proyecto?”, se pregunta Torres, que subraya: “Ahora no estamos pidiendo que se arregle nada, sino que se evite el peligro”. ¿La fórmula? Los vecinos apuntan a la demolición. Opinan que acabaría con los riesgos potenciales que suponen y también con los focos de insalubridad que son ahora: nidos de basura y de “ratas como gatos”.

A preguntas de este periódico, el alcalde, Javier Márquez, señaló que la política de infravivienda es competencia de la Junta. Por su parte, el delegado de Fomento, Rafael Valdivielso, apuntó que los planes para erradicarla responden a convenios entre el Ejecutivo autonómico y los ayuntamientos, que deben señalar su prioridad.