La Justicia arrojará luz sobre el “escándalo” de la plaza

Petición de 6 años de cárcel para I. L. S., nacido en 1930, por tocar a un menor

23 feb 2017 / 12:26 H.

María Esperanza Pérez Espino, la presidenta del tribunal ante el que compareció Ildefonso L. S., un linarense nacido en 1930, tuvo que llamar la atención a la defensa y al Ministerio Público en el tenso juicio que acogió la Audiencia Provincial por un caso de abusos sexuales presuntamente cometido por el anciano, en un parque de la Plaza del Ayuntamiento de Linares. La supuesta víctima es un discapacitado, un chico corpulento, con el 68% de discapacidad que, en el momento de los hechos, el 21 de septiembre de 2014, tenía 11 años. En su escrito de calificaciones, la Fiscalía relató que Ildefonso L. S., padre de tres hijos, presentes en la sala, y ya abuelo, con “ánimo libidinoso” realizó maniobras masturbatorias al niño.

La Justicia tendrá que determinar si es cierto que, como aseguran testigos, el octogenario le dio un beso en la boca al niño con discapacidad y le tomó la mano para que le ayudara a masturbarse. La intervención de un barrendero, que gritó al menor “súbete para arriba, que este señor está haciendo cosas malas”, supuestamente, evitó que este comportamiento llegara a mayores. El acusado empleó argumentos contundentes para dejar claro que no hizo nada de lo que se le imputa. “No era lo mío”, “vi el plan que tenía (el niño) y me marché” fueron algunas de las frases con las que explicó que, según él, fue la víctima la que lo buscó a él, tras decirle “guapo” y pedirle un euro. El chico, que declaró por videoconferencia, defendió la versión contraria y llegó a asegurar que, además de agredirle sexualmente, le causó una pequeña herida en el pecho. Una testigo, clave en la vista, al asegurar que fue el primero que se dio cuenta de lo que ocurría, al verlo todo por la ventana y que confesó haberse escandalizado ante la escena, llegó a afirmar que el menor, ante las intenciones del anciano, llegó a gritarle: “Eres muy guarro y un sinvergüenza”. Una de las hijas del encausado, que aseguró que la familia vive un suplicio desde que comenzó el proceso, para defender la conducta de su padre y alejarla de cualquier “perversión”, dejó claro que, ni tan siquiera, lo había visto en ropa interior.

La Fiscalía, tras la ronda de declaraciones, rebajó la petición inicial de doce años de cárcel a la mitad y pidió una indemnización de 5.000 euros para la víctima. La acusación particular, ejercida por la Junta al estar el menor en desamparo, se sumó a esta demanda. La defensa reclamó la libre absolución del acusado tras un juicio largo, con un receso para que se calmaran los ánimos, que estuvieron a flor de piel. El juicio está visto para sentencia.

disfunción eréctil y restos de ADN

Un perito, contratado por la familia, consideró que, por su edad y por haber sido operado de la próstata, el acusado tiene disfunción eréctil, lo que es incompatible con la conducta que se le atribuye, al igual que el hecho de que no haya restos de ADN en la víctima. La forense que reconoció a la supuesta víctima cree que es veraz el relato del niño sobre la agresión.