La plaga de la mosca de los olivos pasa sin dejar daños

La Red de Información y Alerta Fitosanitaria registra los niveles de picada más bajos de la década

10 oct 2017 / 10:55 H.

La mosca de los olivos se convertía en plaga en Jaén y resultaba un auténtico problema para muchos olivareros. Estos insectos, a finales de septiembre y comienzos de octubre, emprendían el vuelo hacia las zonas de sierra en busca de temperaturas más suaves. Querían alrededor de 25 grados durante el día y menos de 10 durante la noche, por lo que la Sierra de Segura, Cazorla y Mágina se convertían en parajes idílicos para reposar. Y allí comenzaban sus fechorías, que pasaban por picar las aceitunas sanas para poner huevos. Allí nacían sus larvas, que se alimentaban de la pulpa para convertirse en otras moscas. Cuando mutaban, emprendían el vuelo para continuar el ciclo de la vida. En cambio, el olivarero veía que la aceituna picada se caía al suelo y se pudría, por lo que sufría pérdidas considerables en su cosecha. De hecho, resulta habitual ver a avionetas en algunos parajes para combatir a estos insectos.

En cambio, este año no será bueno en el campo ni para las moscas. El calor que todavía hace durante el día y las temperaturas de la noche han reducido considerablemente la población y, consecuentemente, los indicadores de daños. “Las moscas buscan frutos brillantes, pero se encuentran en el campo las aceitunas muy arrugadas. Por eso, no ponen ahí los huevos, ya que saben que no existe una cantidad de pulpa suficiente para garantizar la supervivencia de las larvas”, explica el secretario general de COAG en Jaén y biólogo, Juan Luis Ávila. Asimismo, continúa: “Las altas temperaturas hacen que no exista casi población. No se reproducen, por lo que entiendo que los daños en el campo hayan sido muy bajos”.

los registros. La Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF) indica que la incidencia de la mosca del olivo en la comunidad es la más baja de los últimos once años. Concretamente, Jaén cuenta con una incidencia del 0,64% durante esta campaña, es decir, un parámetro que se considera muy bajo. De hecho, el registro medio se encuentra entre el 2 y el 5%. Sin embargo, existe un ligero repunte respecto a 2016, ya que se pasa de un 0,47% a un 0,64%. No obstante, si se toma la media obtenida con los registros que van desde 2006 hasta 2016 se aprecia unos niveles muy bajos, ya que lo normal es que la mosca del olivo pique el 2,42% de los frutos. Concretamente, en Andalucía se alcanza el 3,3% de incidencia.

Los agricultores saben que el fruto no se encuentra en buenas condiciones debido al enorme estrés hídrico. Por eso, una picada de mosca hubiera sido un problema añadido. En cambio, parece que se trata de un sistema de regulación más de la propia naturaleza, ya que, cuando el fruto no está en buen estado, esto tampoco favorece la incidencia de los insectos que lo estropean. Las temperaturas que se han registrado en las últimas semanas han sido determinantes.