La ruina del centro crece con un derrumbe en la calle Elvín

Intervención de los Bomberos y la Policía Local tras la caída de un muro

14 feb 2019 / 11:22 H.

Esto es el casco histórico”, resumió Rafael Martínez Jiménez, residente en el ático del bloque que pega al número 2 B de la calle Elvín, ese último, otro inmueble del centro que amenaza ruina. Sobre las cuatro de la madrugada de ayer, un muro se vino abajo, con lo que la vía quedó cortada. La Policía Local y una dotación del Parque de Bomberos, que acudieron alertados por el 112, decidieron asegurar la zona, lo que incluyó acordonar el acceso desde Almendros Aguilar, el único que tiene, e impedir al resto de los vecinos de Elvín abandonar sus domicilios hasta que no estuviera garantizada su seguridad, es decir, hasta las doce del mediodía aproximadamente. “No ha habido heridos, era noche cerrada. Imagina que se cae cuando los niños se van al colegio”, reflexiona el vecino.

Martínez Jiménez recuerda, porque los vivió prácticamente en primera persona, dos antecedentes directos a este desplome. El 28 de febrero de 2018, se cayó parte de un tejado de una vivienda abandonada en la calle Vicario. Pocos días después, ocurrió algo similar en el número 9 de Alegría. En esta vía vive la suegra de Martínez Jiménez que, para llegar a su casa, tiene que cruzar la calle Vicario. Al final de este callejón hay un solar municipal, expropiado con la idea de construir allí un planetario, luego una almazara visitable y, por último, uno de los “jardines secretos” que planeó el actual alcalde, Javier Márquez, en su etapa como concejal de Urbanismo, con la idea de dar uso a parcelas vacías del casco antiguo. “Lo único que hay es un nido de mierda después de todas las promesas”, resumió una de los habitantes de la parte antigua de la ciudad. Pero, más allá de una entelequia política que se arrastra desde 2004, cuando se anunció que se iba a redactar el proyecto para el observatorio, lo cierto es que, con lo ocurrido en la calle Elvín, una familia se queda sin techo. Se trata de Nicosoro, un inmigrante de Rumanía que, sin pagar alquiler y con el permiso de los propietarios, como explica, moraba en este inmueble junto a su mujer, dos hijos y una hermana. “No estábamos en la casa de casualidad, habíamos ido a un bautizo a Torredelcampo”, relató, tras recoger sus enseres y ponerlos a salvo.

Soluciones. La “suerte” que correrá el número 2 B de la calle Elvín es que los dueños, varios hermanos, se harán cargo de su reparación. Un representante de la familia acudió al lugar de los hechos y explicó que se iban a poner en contacto con una empresa para asegurar la vivienda, que está en venta, o acometer su demolición si es necesario. “Antes esta calle era de las buenas, pero, cada vez esta todo más dejado, y ya no quiere nadie vivir aquí”, argumentó un ciudadano.

Ajenos a la devaluación del barrio, lo que hicieron los bomberos, como aclaró el sargento accidental Eduardo Ordóñez, fue acometer un derribo controlado, mediante bicheros con los que empujaron la pared. Una vez que recibieron el visto bueno del técnico de Urbanismo del Ayuntamiento, acometieron su labor en apenas dos horas y sin que nadie sufriera daños, a pesar del riesgo por la caída de cascotes.

Casi con más rapidez que los bomberos se movieron los partidos de la oposición para criticar la gestión municipal. El secretario general del PSOE y candidato a la Alcaldía, Julio Millán, responsabilizó al alcalde por no contar con un plan municipal de vivienda, una herramienta que, como denunció, no está en marcha por “dejación de funciones” y permitiría poner en marcha un programa de rehabilitación concreto para el casco antiguo. Las acusaciones son “surrealistas”, según la concejal de Servicios Técnicos Municipales, Rosa Cárdenas. Por su parte, la coordinadora local de Cs, María Cantos, cuya madre vive en la esquina de la calle Elvín y escuchó el ruido del desplome, criticó a la Junta por no destinar ayudas para infravivienda desde hace una década y, en cuanto al papel del Gobierno local, se sumó a la denuncia socialista. Jaén en Común también reparte culpas.