La tierra ya no retiene más

El Dañador, Aguascebas, Guadalén, Rumblar y Encinarejo están llenos o a punto

20 mar 2018 / 10:14 H.

La entrada de agua en los pantanos ha cambiado considerablemente. Cuando comenzó a llover —el 27 de febrero—, caían litros en la provincia, pero los embalses no subían casi nada de nivel. La explicación era tan sencilla como que la tierra estaba muy seca, por lo que se quedaba con buena parte de la lluvia que caía del cielo. Los cauces fluviables continuaban casi secos, pero a que el cielo descargaba. Los acuíferos llevaban meses y meses sin recargarse, por lo que se quedaban con todo lo que les llegaba del cielo. En cambio, ahora la situación es totalmente la contraria. La tierra ha dejado de retener las precipitaciones, por lo que todo lo que cae va directamente a los arroyos, torrentes y ríos que existen en los campos jiennenses.

Por eso, llueva mucho o poco, se ve el agua correr. De ahí que la entrada de agua en los embalses jiennenses en los últimos días es enorme. Lo que cae, va a los ríos y pantanos. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir indica que existen dos pantanos, que son el Dañador y el Aguascebas, que están al 100% de su capacidad, por lo que sueltan agua porque no tienen capacidad para guardar más. Por otro lado, se presta especial atención a otros tres, como el Guadalén (83%), Rumblar (71%) y Encinarejo (82,5%), que todavía no han terminado de llenarse, pero que registran un magnífico aspecto debido a las últimas precipitaciones. Si continúan las lluvias, serán los próximos en aliviar agua. Y, tal vez, si no llueve, puede que también porque existe mucha agua en los cauces que acabarán en los embalses.

En cambio, el resto de los pantanos todavía tienen bastante capacidad. El Tranco, que es la gran referencia jiennense, se halla a la mitad, mientras que El Giribaile, otro de los grandes colosos, se halla al 34%. No obstante, las precipitaciones han cambiado el escenario de los embalses de la provincia en 21 días que han estado cargados de lluvia.