La trashumancia pide una mayor colaboración de los ayuntamientos

A la sequía se suma la falta de pastos y de abrevaderos

02 ene 2018 / 09:26 H.

Se suele decir que las desgracias nunca vienen solas. Este año, a la falta de pastos por la sequía se le une el ya crónico estado de dejadez, abandono y falta de atención por parte de los ayuntamientos correspondientes de las vías de tránsito del ganado que hace la trashumancia desde las zonas más frías de la Sierra de Segura, como es el término de Santiago-Pontones, hasta las algo más templadas de Sierra Morena. Allí, año tras año, muchas cabezas de ganado pasan el invierno con pastos verdes y tiernos, hasta que retornan en primavera a sus respectivos lugares de origen. Pero este año la falta de pastos obliga a muchos pastores a realizar el traslado de sus rebaños en camiones, lo que supone un gasto añadido, que se suma también a que el ganado tiene que ser alimentado con cebada hasta que crezca la nueva hierba.

Miguel Mesa Molinos, delegado provincial de Unicef e ingeniero técnico industrial ya jubilado, es la tercera verea trashumante que realiza, de forma voluntaria, con la familia García Rico de La Matea, en Santiago-Pontones, integrada por los hermanos Domingo, Daniel y José Carlos, conocidos en la zona como “Los Carlillos”. Este año los acompañó con su hato de ovejas Antonio Punzano, un pastor conocido como “El Cheli”. Todos ellos destacan la dureza añadida por la falta de interés de los ayuntamientos en la parte que les corresponde. “La vereda, a su paso por Sabiote, es un vertedero que está lleno de electrodomésticos y, lo que es peor, de trozos cerámicos que con sus filos dañan las patas de las ovejas cuando pasan”, asegura Miguel Mesa, haciéndose eco del sentir generalizado de los pastores. Durante esta vereda, añade, las ovejas pasaron tres días sin beber, porque los abrevaderos estaban secos. “Un ejemplo es el de Úbeda que, según se indica en un letrero, fue restaurado por la Escuela Taller, pero ni gota de agua. El Ayuntamiento debería tener un gesto los días de trashumancia”. Y como a perro flaco todo son pulgas, por si fuera poco algunos propietarios de tierras que limitan con la cañada real y la vereda han vallado con alambre de espino en el que muchas ovejas se dejan a su paso jirones de lana y de piel. Los pastores señalan como contrapunto la comunidad de Castilla-Las Mancha, cuya Administración mima a la trashumancia.

Estado de abandono del corral de
El Cornicabral de Beas de Segura

El estado de abandono y la dejadez en edificios y abrevaderos destinados específicamente a la trashumancia, es una constante en la provincia de Jaén. Un ejemplo de ello es el corral de El Cornicabral, en el término de Beas de Segura (en la imagen), que curiosamente se denomina El Buen Pastor, cuyas naves para acoger el ganado tienen el tejado caído y el albergue para los pastores está destrozado, sin puertas e inhabitable. Esta circunstancia obliga a los trashumantes a pasar la noche a la intemperie en unas tiendas de campaña, en esta ocasión, con temperaturas gélidas bajo cero.

ganado
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LA MATEA. La familia García Rico, “Los Carlillos”, tiene un hato de unas 2.000 ovejas segureñas, más algunas cabras. Cada año realiza la trashumancia desde los Campos de Hernán Perea hasta Sierra Morena, donde el ganado permanece durante el crudo invierno, para retornar de nuevo en primavera, generalmente en el mes de mayo.

Separación. Como la época de celo no coincide por igual en todas las ovejas, los pastores separan las preñadas de las otras en diferentes hatos en una gran finca que los hermanos García Rico tienen alquilada al Ayuntamiento de Arquillos.

círculo. Los pastores realizan la trashumancia en una ruta circular, que no es la misma a la ida que a la vuelta, porque en mayo, durante el regreso, el agua escasea en la ruta de ida, por lo que el retorno busca otro trayecto en el que el ganado pueda beber y pastar hasta llegar a los Campos de Hernán Perea, término de Santiago-Pontones.