Ocho meses de guerra abierta en el PSOE que culminan hoy

No existe un claro favorito para alzarse con la secretaría general del partido

21 may 2017 / 11:41 H.

Los ocho meses de guerra abierta que el PSOE ha vivido desde el comité federal fratricida del 1 de octubre pasado que forzó la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general culminan hoy con unas primarias que se celebran sin un favorito claro. Aunque se presentan tres candidaturas: Patxi López, Pedro Sánchez y Susana Díaz, solo los dos últimos tienen opciones de ganar y representan cada una de ellos a las dos partes en las que está fracturado el PSOE: el proyecto más clásico de la presidenta andaluza, Susana Díaz, y la opción más radical que representa Pedro Sánchez.

El resultado de las elecciones generales del 26 de junio provocó una división en el PSOE entre aquellos que pensaban que con 85 diputados no se podía intentar formar gobierno y que era suicida someterse a unos nuevos comicios y los que, liderados por Pedro Sánchez, defendían explorar la formación de un gobierno alternativo al PP y, si se demostraba imposible, ir de nuevo a las urnas. La falta de acuerdo y el enfrentamiento entre los partidarios de una y otra postura se evidenció en un bochornoso comité federal el 1 de octubre, en el que la intención de Sánchez de convocar un congreso extraordinario “express” para elegir nueva dirección del partido más cercana a sus intereses provocó un levantamiento de los barones, que concluyó con la dimisión de Sánchez después de que fuera derrotada su propuesta de adelantarlo.

Ese mismo día se nombró una gestora presidida por el presidente de Asturias, Javier Fernández, que planificó un periodo de interinidad más largo de lo normal con el objetivo de pacificar el partido y, al mismo tiempo, propiciar que la figura de Pedro Sánchez se fuera difuminando y cayera en el olvido. Lejos de cumplirse ese pronóstico, Sánchez ha sabido erigirse en el portavoz de los militantes defraudados con el viraje que finalmente dio el PSOE —tras meses de insistencia en el “no es no” a Rajoy— permitiendo con su abstención una segunda legislatura con Rajoy como presidente del Gobierno. Y es que Sánchez ha conseguido convertir su derrota en aquel comité federal en el principal activo de su campaña. Se ha presentado con éxito como el candidato de las bases frente a los aparatos y las cúpulas del partido y ha rentabilizado a su favor la abstención.