Otros 21 detenidos por el fraude “ideado” por un famoso de Rus

La Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Baeza comenzó sus investigaciones en agosto de 2015. Los agentes tenían ante sí las pistas de lo que parecía una estafa a miles de personas, además de las denuncias de varios operadores de telefonía móvil y ciudadanos. Echó a andar así la llamada operación “Krake”, contra un grupo dedicado, supuestamente, a las estafas en el mercado de la telefonía móvil. La elección del nombre tiene su aquel: el vocablo germano krake se traduce pulpo en español y, como cerebro de la trama, los policías judiciales sitúan a Miguel Ángel Pulpillo Herrero, famoso por su participación en el programa “Gran Hermano” y que, curiosamente, nació en suelo alemán, adonde emigró su padre, ruseño de nacimiento. Su detención, practicada el 7 de junio, dio lugar a una segunda fase de la operación, como informó la Comandancia ayer, con otras 21 detenciones.

Las pesquisas practicadas llevaron a los guardias civiles a localizar a 2 sospechosos más en Rus; a 6 en la vecina Baeza; a uno en Bailén, lo mismo que en Albanchez de Mágina, Linares, Úbeda, Jaén, Jódar, Cáceres y Sevilla. A estos hay que añadir 3 en Álava y 2 en Gerona. Este grupo suma los 21 nuevos arrestados. A todos se les atribuye la venta de teléfonos, obtenidos de manera ilícita, que eran vendidos en establecimientos comerciales que regentaban y también en dos páginas web y anuncios por internet. En la primera fase de la operación, se le pusieron los grilletes a 17 personas, incluido Pulpillo, “protagonista” del vídeo difundido por el Instituto Armado, que ilustra el comunicado de prensa difundido en junio, con lo que se trata de una intervención en la que hay 38 personas.

Los agentes encargados del caso consideran que todo el grupo forma parte de una organización que captaba a comerciales que, a su vez, eran los encargados de atraer clientes de telefonía. Se les ofrecía la posibilidad de reducir su factura de móvil y obtener terminales a buen precio. Para tramitar el contrato, los falsos vendedores tenían que conseguir sus datos personales, facturas y números de cuenta. Una vez dado este paso, otros miembros de la red, trabajadores de compañías que operan en el mercado, simulaban que eran clientes que querían darse de baja; entonces, para evitar su marcha, les ofrecían descuentos y teléfonos. Los celulares nunca llegaban a los usuarios, sino que, supuestamente, iban a parar a la tienda del exconcursante de Gran Hermano, en Rus, para su venta y a la de otros compinches. Esta estrategia se repitió en más de una ocasión con el mismo cliente, tal y como sostiene la Benemérita. La instrucción comenzó en un juzgado de Úbeda, por delitos de asociación ilícita, estafa, falsedad documental, usurpación de estado civil y blanqueo de dinero.

De una tacada, en la media docena de registros que se practicaron en la anterior fase de la operación, se decomisaron teléfonos móviles valorados en 70.000 euros; 890 tarjetas para estos aparatos, seis ordenadores, dos discos duros y dinero en metálico. Las víctimas descubrían el engaño cuando tenían que hacer uso de la garantía de los aparatos o acudían a un punto de venta autorizado y se encontraban con los reparos de los vendedores autorizados.