Un almuerzo que sabe a “gloria”

Uno de los momentos más esperados es la “degustación del hoyo”

09 dic 2018 / 11:18 H.

L as filas de personas se alargaban varios metros, desde el recinto ferial hasta el Teatro Municipal Maestro Álvarez Alonso, y no, no era un concierto musical de una estrella internacional, eran jiennenses que querían vivir, en primera persona, la gran Fiesta de la Aceituna. Para quién no haya estado, el funcionamiento es el siguiente. Decenas de cajas marcan el inicio de las colas, los obedientes asistentes comienzan a aglutinarse mientras comentan la calurosa mañana de diciembre y se impacientan por comenzar el gran momento.

Cuando todo está listo, los voluntarios destapan las cajas y comienza el reparto de lo que en Martos llaman la “degustación del hoyo”, un plato aceitunero. Cada visitante coge su bolsa en la que encuentra un bollo de pan, una pequeña botella de aceite, unas cuantas aceitunas, un trozo de bacalao y una botella de agua, más cuchillo y servilleta. El reparto dura lo suyo y es que se ofrecieron 8.600 bolsas y no quedó ni una en las cajas, que el aroma que proyectan es digno de degustar. Poco a poco se reparten entre las mesas habilitadas para la ocasión, lo hacen por grupos de amigos, por familias, vecinos, de pequeños a mayores, todo vale para disfrutar de un buen desayuno al que cada uno puede añadir algún que otro ingrediente de más, todo sea por recordar el esperado almuerzo de una jornada de aceituna que la mayoría, en Martos, o al menos los que más saben del asunto, han vivido alguna vez.

Entre tanto, el ambiente es envidiable, en el recinto no cabe casi nadie más, en el escenario se suceden las actividades, los asistentes comparten confidencias y los mejores recuerdos vividos durante las campañas de recolecta de este bien tan preciado y tan jiennense y, entonces, la Fiesta de la Aceituna de Martos cobra el mayor de sus sentidos, el de la gente hablando de sus raíces y disfrutando del producto que mejor define una tierra que alberga oro en su interior y que cada año extraen unos humildes aceituneros, que son los mismos que llevan siglos escribiendo los renglones de la historia de la provincia.