Unas fiestas para sus vecinos

La pedanía de Lupión arropa a su patrona en la celebración de su día

13 oct 2017 / 16:57 H.

Guadalimar vivió ayer unas fiestas hechas, especialmente, para su patrona y sus gentes. Los vecinos de esta pequeña pedanía de Lupión salieron de sus casas para arropar a la Virgen del Pilar en una fecha que era muy esperada por muchos.

El pasacalles tradicional anunció, a las once de la mañana, el comienzo de la santa misa que se celebró en honor de la Virgen. La música de trompetas y tambores alertaba a los guadalimeños que el día de su patrona había llegado. Un llamamiento que no fue desoído, pues, tras él, decenas de vecinos se acercaron prestos a la iglesia de Nuestra Señora del Pilar para participar en la eucaristía que ofreció el párroco, Alberto Jaime Martínez, quien vivía, en esta ocasión, sus primeras fiestas en Guadalimar. “Hay mucho ambiente y están todos muy ilusionados”, cuenta Martínez, quien pide que, para este día, “los vecinos se lleven bien y, sobre todo, que caiga agua, porque la necesita mucho el campo de este pueblo”. La misa se llenó pronto de feligreses y, en sus rezos, se incluyeron ruegos por la unidad de España y por los guardias civiles. “Viva la madre que os parió”, concluyó el párroco en su homilía. El coro parroquial Inmaculada Concepción de la Estación Linares-Baeza también participó en esta celebración amenizando el acto con cantos a la Virgen. Manuela Fernández lleva tres años acudiendo con este coro a Guadalimar, “ya me gustaría que mi pueblo se pareciera un poquito a este, me encanta”, explica. Algo que comparten sus compañeras, quienes describen estas fiestas como familiares y emotivas, donde la gente se implica para regocijarse junto a su Virgen.

Así, las campanas replicaron, tras cuarenta años de silencio, para hacer saber que su patrona, al fin, pasearía por las calles del pueblo. Las componentes de la Hermandad Parroquial Virgen del Pilar acudieron a esta cita ataviadas con la vestimenta tradicional, un traje de aldeana decorado con coloridas flores. Además, muchas fueron acompañadas de sus hijos y nietos, traspasando, así, un legado único en Guadalimar. Isabel Moreno, devota que lleva 20 años en esta hermandad, señala: “Me encanta la Virgen del Pilar, yo lo vivo muy intensamente. De hecho, mi hija se llama Pilar en su honor. Ella es muy milagrosa y la quiero mucho”. Carmen Rodríguez, de 27 años, quien también forma parte de esta hermandad, cuenta que está muy contenta y “muy orgullosa de tener a la Virgen del Pilar”.

La procesión recorrió las calles de Guadalimar acompañada de sus fieles, y fue amenizada por las voces del coro y la banda de música Vivatia. Un breve paso por el pueblo que concluyó con las anderas meciendo a la Virgen frente a las puertas de la iglesia y con todos sus paisanos observando, atentos, los últimos pasos de su Virgen.

“Hoy ha sido un día bueno. Fue muy emotivo, como todos los años”, destaca Óscar Sandoval, representante de la Alcaldía en Guadalimar. Una jornada que brilló por la devoción de los guadalimeños, “siempre se entregan”, señala el edil. Sandoval quiso añadir que este día se convirtió en un acto muy importante para Rafaela Muñoz, una vecina que atraviesa una situación muy difícil y para la que, esta fecha, significó mucho. “Queremos que la Virgen nos dé una alegría”, pidió.