Colocación de una cubierta en la torre de Fuente Álamo
Estructura provisional de protección previa a la restauración del monumento
Primer paso efectivo para salvaguardar una construcción considerada Bien de Interés Cultural. El Ayuntamiento ha colocado una estructura para proteger la atalaya, de origen musulmán. Como explicó el concejal de Patrimonio, Juan Ángel Pérez, en el último pleno municipal, la idea es evitar que entren palomas y otras aves dentro de la construcción. La medida, de carácter provisional, es un paso previo a la restauración del monumento medieval.
La recuperación de la edificación, situada en una propiedad de la SAFA, es defendida por una plataforma vecinal. Los componentes del colectivo llevaron el deterioro de la torre, que estaba desguarnecida por arriba, hasta el Defensor del Pueblo de Andalucía. Un dictamen de la oficina, emitido hace casi un año, instaba al Ayuntamiento, como propietario de la atalaya, al estudio y la redacción de un proyecto de intervención adecuado a la situación de la construcción “para su posterior información y análisis por las autoridades culturales, a fin de acometer la ejecución de las obras y actuaciones que sean necesarias para la conservación y puesta en valor del inmueble histórico protegido”. Además reclama que Cultura haga un seguimiento y control para garantizar la tutela y la protección del bien, como establece la Ley.
Los vecinos se entrevistaron, en diciembre, con el alcalde, Carlos Hinojosa, y Juan Ángel Pérez. Desde la plataforma, Domingo Pérez destaca la cordialidad del encuentro. No obstante destaca que no hay un compromiso directo, aunque sí quedó patente la voluntad de intervenir y poner en valor la torre. El representante vecinal destaca que las autoridades informaron de las gestiones efectuadas hasta el momento y adelantaron que se comunicarán las novedades que surjan. Domingo Pérez explica que hay un expediente anterior del que se tiene parte de la documentación y otro iniciado en 2015, a raíz de la iniciativa del grupo Amigos Torre de Fuente Álamo, en el que se conservan las firmas recogidas para reclamar la restauración de uno de los símbolos de la pequeña pedanía alcalaína, cuya población actual ronda los doscientos habitantes.