Dos monumentos llevan años en la “lista roja del patrimonio”
El colectivo Hispania Nostra ve en peligro Santo Domingo y San Francisco
Toque de atención. Dos monumentos de Alcalá la Real —el templo de Santo Domingo de Silos y las ruinas de la iglesia y el convento de San Francisco— se encuentran, desde hace años, dentro de la “lista roja del patrimonio”. Así lo considera el colectivo Hispania Nostra, que alerta sobre los peligros para ambos inmuebles.
En el caso de San Francisco, situado a los pies de La Mota, cerca del inmueble de la Trinidad, el informe determina que se muestra “abandonado y en ruina progresiva, con derrumbe de paramentos y bóvedas y acumulación de vegetación”. De la primitiva construcción original, de gran tamaño, de los siglos XVI y XVII solo quedan el lateral de la epístola y la capilla mayor lateral, algunas estancias en el subsuelo —como bóvedas y criptas—, la portada principal tabicada —la imagen del santo titular se conserva en el museo local—, la basa de la cruz que presidía el patín y las estancias de la casa de los venerables, que se mantuvo en pie hasta hace pocos años, cuando se vino abajo el tejado. Después de los derrumbes ocurridos en 1840, el conjunto se evacuó y pasó a propiedad privada. Los sillares se usaron para construir una plaza de toros desaparecida hace décadas. “Hispania Nostra” indica que el recinto religioso carece de protección específica.
En cuanto a Santo Domingo de Silos, se ubica dentro de la parcela entregada al Estado para construir el parador. Sobre el templo, de acuerdo con la organización, pesa —igual que ocurre con San Francisco— riesgo de derrumbe y expolio. El inmueble es Bien de Interés Cultural. El documento constata que falta la techumbre y que el interior se halla invadido por la vegetación. El templo local más antiguo, dedicado al patrón, se remonta a la Edad Media, pero sus restos actuales datan de los siglos XV y XVI con elementos góticos —uno de los pocos ejemplos en Alcalá—, mudéjares y renacentistas. El desmantelamiento de la iglesia culminó tras la Guerra Civil, cuando la parroquia pasó a las Angustias. En los dos edificios religiosos amenazados intervinieron los principales artistas que trabajaron para la abadía alcalaína.