Memoria histórica de quienes se suicidaron en la posguerra

Una placa recordará a decenas de personas marginadas por quitarse la vida

26 oct 2018 / 11:08 H.

Esto también es memoria histórica. No están enterrados donde todos porque alguien lo prohibía”. Así se expresa Juan Carrillo, quien todavía se emociona cuando evoca lo que ocurrió con su padre, la hermana de su madre y decenas de personas de Alcalá y sus aldeas que se suicidaron entre 1945 y 1965. “Yo era joven y aquello me afectó mucho”, evoca en referencia a la pérdida de su progenitor. El mureño, durante años concejal en el Ayuntamiento, asegura que en la posguerra se marginaba a quienes se quitaban la vida. Dice: “Les hacían la autopsia y los sepultaban directamente. No los dejaban entrar por la puerta principal, sino por la trasera”. El lugar en que están los restos de decenas de personas de Alcalá y sus aldeas es perfectamente conocido. Se halla junto al patio 4 zona 2 sección 1, en un lateral próximo a la actual carretera de circunvalación de La Mota.

Por ello, Carrillo promueve una iniciativa para que se coloque una placa en recuerdo de esos difuntos. Ahora se muestra satisfecho y agradecido, porque el alcalde, Carlos Hinojosa, atiende su petición y, a través de un bando expuesto en varios lugares del camposanto, informa a los familiares de los fallecidos enterrados allí, “al objeto de identificar los enterramientos” producidos en esos veinte años de la dictadura franquista a que faciliten los nombres de sus deudos en la oficina del cementerio municipal Nuestra Señora de las Mercedes. La idea es aprovechar el tirón de la festividad de Todos los Santos y días próximos, en los que aumentan las visitas.

Juan Carrillo destaca que es una labor complicada pues han pasado muchas décadas y las sepulturas carecen de identificación. De hecho, la zona de tierra se pavimentó y encima de ella se levantó una estructura con nichos, que albergan a personas que murieron en el año 2009. El veterano dirigente comunista señala que los enterramientos se hacían por orden, por lo que en sentido exacto, no es una fosa común. Precisa que una funcionaria, ya jubilada, le confirmó que hay un listado de personas que se suicidaron y reposan allí sin tumba, aunque se desconoce el paradero de esa relación. Añade que un sepulturero le garantizó que no se habían retirado restos de ninguna persona, de manera que siguen allí debajo del hormigón. “No queremos sacar a nadie, solo que se les recuerde”, apunta Carrillo.

De acuerdo con el promotor de la iniciativa, las autoridades civiles y eclesiásticas deshonraban a los suicidas pese a que estaban bautizados y quedaban sin una ubicación exacta donde poner unas flores. Indica que todo apunta a que en la aldea de Santa Ana, a diferencia de las demás aldeas, pudo haber tal práctica de discriminación. Conforme su testimonio, la situación en Alcalá se mantuvo “hasta que en 1965 la familia de un chaval se rebeló”.