Una fiesta que se resiste a morir

La entidad local autónoma hace un esfuerzo para acompañar a su patrón

20 mar 2019 / 16:20 H.

Las fiestas patronales de Mures ya no son lo que eran. Sin embargo, pese a que tienen mucha menor afluencia que las de verano, en honor de San Roque, son una tradición que se mantiene. De esta manera, vecinos y personas de la aldea residentes en el casco urbano de Alcalá y otros lugares participaron en los actos preparados en honor de San José, una iniciativa en la que la entidad local autónoma hizo un esfuerzo especial.

La jornada principal concentró sus actos exclusivamente por la tarde. En torno a las seis, el templo que lleva el nombre del patrón albergó una eucaristía, oficiada por el párroco, Miguel Ángel Soto. Varias decenas de personas asistieron a la ceremonia desde los bancos. A su término, comenzó la procesión. Aunque en un principio se temió que no existiera un número suficiente de anderos, mujeres y hombres se turnaron para trasladar al padre putativo de Jesús por las principales calles de la aldea. Después de ascender por la calle Real, el cortejo pasó junto al parque y bajó por el paraje de las Hacillas hasta algo más abajo de las dependencias de la entidad. Un grupo de ocho músicos procedentes de Alcalá animó el desfile con sus alegres marchas. Algunas devotas acompañaron al santo con sus velas. Entre los presentes se encontraba la presidenta de Mures, Francisca López, “Paquitina”; el vocal del PP, en la junta vecinal, Cándido Pérez, y el concejal de este partido Baldomero Andréu. Él fue el único representante del Ayuntamiento, pues no acudió miembro alguno del equipo de Gobierno.

De esta manera tan sencilla concluyeron las actividades preparadas por San José. La entidad, este año, decidió concentrar las propuestas programadas en dos jornadas, la de ayer y la del sábado. A diferencia de anteriores ediciones, en vez de apostar por actuaciones se optó por un encuentro de convivencia el sábado, día 16. Entonces se invitó a vecinos y visitantes a un guiso de migas con naranjas, servido en la nave de la calle San Roque. La animación correspondió a DJ Melli. La comida contó con un servicio de barra de El Chiringuito de Mures. Por otro lado, los niños disfrutaron, durante horas, de juegos y de una estructura hinchable.

Las celebraciones, con una parte lúdica y otra religiosa, sirvieron para estrechar lazos en unas jornadas de transición entre la primavera y el verano. Este año, a diferencia de 2018, cuando las lluvias fueron constantes sin pudieron celebrarse se problemas la procesión y otros contenidos. Las fiestas son una de las competencias con las que cuenta la entidad local autónoma, una figura instaurada en la aldea hace casi dos décadas para fomentar la descentralización del municipio alcalaíno y acercar los servicios a la ciudadanía. Mureños y forasteros quedan emplazados, a mediados de agosto, para disfrutar de las celebraciones de San Roque.