Sacrificio romero de esperanza

Los devotos buscan la protección de la Virgen con promesas repletas de fe y devoción mariana

30 abr 2018 / 08:22 H.

Qué tiene esta Virgen tan pequeñita para hacer algo tan grande como reunir a miles y miles de personas junto a su vera cada último domingo de abril? Desde hace casi ocho siglos, La Morenita tiene fama de milagrosa. Ella nunca pide nada, pero los devotos buscan su protección y el amparo de su manto o, simplemente, le dan las gracias por haber intercedido por alguien de su familia. Se trata de un dogma de fe que se asume sin vacilar y que, en ocasiones, requiere un esfuerzo. Cada peregrino ofrece su promesa acorde a su modo de vivir la fe mariana. Unos depositan una vela el enorme pebetero del Santuario. Otros necesitan mostrar un sacrificio aún mayor, como subir de rodillas las tortuosas y empinadas rampas que llevan hasta el Camarín. Llegan arrastrándose hasta el altar, con las manos en carne viva y con la mirada agachada ante la grandeza de su Virgen. Otros también suben descalzos, sin importarles el frío o el agua. Sobrecoge ver a los fieles en ese momento tan íntimo en el que se postran ante La Morenita porque, simplemente, quieren darle las gracias. También los hay que acuden andando al Cerro o que se comprometen con Ella a estar bajo su trono.

El pebetero de las esperanzas arde durante todo el fin de semana y deja sin palabras a quien lo contempla por primera vez. Es la hoguera en la que los devotos colocan las velas en las entrañas del templo. Sus llamas son pasión cristiana, fe en los milagros, clamor callado en busca de protección y religiosidad para hallar consuelo. El fuego es muerte, pero aquí, en El Cabezo, simboliza la luz, el reflejo de la vida. Es la esperanza del que cree en el poder milagroso de la Reina de Sierra Morena.