Arqueólogos descubren la que podría ser la Iliturgi ibera
Localizada en el Cerro La Muela de Mengíbar, junto a la autovía
Jaén está llamada a ser, sin ningún género de dudas, el gran referente mundial de la cultura ibera. Entre otras cosas, por sus aportaciones constantes que contribuyen decididamente a arrojar luz sobre la neblina difusa de la cultura e historia de un pueblo, el ibero, que floreció en la Península a la que le dio nombre.
Cualquiera de los ejemplos que la arqueología ha ido desvelando apunta a su grandeza. A los conocidos y archiexpoliados santuarios rupestres de Collado Jardines, en Santa Elena, y Altos del Sotillo, en Castellar, se le fueron sumando (por citar solo los más significativos) la Cámara sepulcral de Toya, descubierta a comienzos del siglo XX en Peal de Becerro; la ciudad de Cástulo, en Linares, que se excava desde 1969; el “oppidum” de Puente Tablas, en Jaén, en el que se trabaja desde 1970; Cerrillo Blanco, en Porcuna (1975); Cerro del Pajarillo, Huelma (1993); Cerro Maquiz, en Mengíbar; Baécula, en Santo Tomé, y la más reciente de Cerro La Muela, en Mengíbar, donde, al parecer, se ubicaba la ciudad de Iliturgi, asediada y destruida por el ejército romano en la II Guerra Púnica.
Esa circunstancia vincula a esta ciudad con el arco mediterráneo cuando las dos superpotencias del momento, Cartago y Roma, se echaban un pulso definitivo del que solo saldría un ganador. De ahí que la localización de Iliturgi, un “oppidum” ibérico de los siglos IV y III a.C. y una de las piezas clave en esa pugna, tenga connotaciones internacionales. La primera fase de los trabajos arqueológicos en el Cerro La Muela, dirigidos por los profesores Juan Pedro Bellón y Carmen Rubio, del Instituto de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, se realizó durante el pasado mes de junio y la primera mitad de julio. Consistió en una campaña de excavación y microprospección dentro del proyecto “Iliturgi delenda est” (Iliturgi ha sido destruida) que ha contado con la financiación del Ayuntamiento de Mengíbar y del Instituto de Estudios Giennenses (IEG). La presentación de los resultados de esta campaña arqueológica se hizo en la UJA y participaron el director de la misma, Juan Pedro Bellón; el alcalde de Mengíbar, Juan Bravo Sosa; el director del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, Manuel Molinos; y la representante del IEG, Carmen Rísquez. En la excavación participó un buen número de estudiantes voluntarios.
Juan Pedro Bellón aseguró que los restos del asedio localizados son trascendentales para la investigación de la historia militar romana y vuelven a poner en primer plano las investigaciones arqueológicas realizadas en la provincia de Jaén. “Si la ciudad romana se encuentra en Cerro Maquiz, el ‘oppidum’ ibero de Iliturgi estaría, justo enfrente, en el Cerro de La Muela, donde hemos constatado, por primera vez en la Península, los restos de artillería romana, concentrados en el entorno de uno de los accesos a la acrópolis”.
Durante la presentación se exhibieron algunos de los elementos hallados como puntas flecha y de lanza (pilum), tachuelas de sandalias, y glandes, que son pequeños proyectiles de plomo de forma ovalada que se disparaban con una honda y su efecto, según explicó Manuel Molinos, era comparable al de una bala.
Bellón recordó que, tras la toma de Carthago Nova (Cartagena) en el 209 a.C., Escipión no sólo consiguió un importante botín, sino que accedió al arsenal cartaginés de la ciudad. “Tres años después las máquinas de guerra capturadas fueron utilizadas en el asedio del Cerro de la Muela, en 206 a.C.”. Toda la población ibera fue masacrada. Bellón considera que el uso de maquinaria de guerra convierte al sitio en único, desde el punto de visto arqueológico, del conocimiento y patrimonial. Por su parte, el alcalde de Méngíbar anunció la intención del Ayuntamiento de adquirir los terrenos de La Muela, que hoy son propiedad privada y también la Casa Palacio de Mengíbar para habilitar en ella un centro de interpretación.