Bajo el amparo del Padre

Los galdurienses arropan al Cristo de la Misericordia en una procesión multitudinaria

15 sep 2018 / 11:20 H.

El pueblo de Jódar se echó a la calle para celebrar uno de los festejos religiosos más arraigados en el municipio. A las doce comenzó la fiesta solemne en honor del Santísimo Cristo de la Misericordia. Presidida por el galduriense Gabriel Robledillo, estuvo concelebrada por los sacerdotes del Arciprestazgo. A pesar de ser un día laborable, la iglesia se quedó pequeña para acoger la gran cantidad de devotos, que acompañaron al copatrón de la ciudad durante uno de los días grandes de Jódar.

Horas antes, los vecinos de la calle Compositor Gámez Laserna ya se habían trabajado de lo lindo para engalanar el recorrido de la procesión. Bombillas, pintura y telas conformaron un escenario que volvió a sorprender a los galduriense. A las siete y cuarto, la agrupación musical Arroquia Martínez y la banda de música Pedro Gámez Laserna ya afinaban los instrumentos esperando la salida del copatrón. Media hora más tarde, el Padre de Jódar cruzaba el dintel de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción para recorrer el itinerario que lo llevó de nuevo a su ermita. Si el día 13 las velas de las devotas lucieron gracias al buen tiempo, ayer no ocurrió igual: el viento, que se levantó en las horas previas, apagó las luces que portaban las mujeres que decidieron acompañar al Santísimo Cristo de la Misericordia en su itinerario de vuelta.

El desfile estaba compuesto por la representación de la Corporación Municipal, encabezada por el alcalde, José Luis Hidalgo, así como miembros de las hermandades, tanto de penitencia como de gloria que antecedían al trono del Santísimo Cristo de la Misericordia. El paso estaba bellamente exornado con nardos, la flor escogida para esta ocasión que ya lució en la procesión de ida.

La sagrada imagen viró hacia la calle Juan Martín y llegó hasta uno de los extremos del pueblo. Desde ahí regresó de nuevo a la plaza de España y continuó por la calles General Fresneda. Las tracas de cohetes anunciaron la llegada a su ermita, mientras los vivas al “Redentor del mundo” iban agolpándose ante la imagen de mayor devoción de este municipio, “la Puerta de Mágina”. Pasadas las nueve de la noche, la venerada talla llegó a la Plaza de España. Tracas, vivas y cohetes en su honor, que sirvieron para que la procesión enfilara la calle General Fresneda. El viento se había calmado mientras que los vecinos lanzaban pétalos desde los balcones. Al final de la calle, tracas para enfilar el último tramo. Ya en Los Molinos, la imagen era conducida hasta su templo. Al fondo hacían su aparición los relámpagos, sumándose así a un escenario con el que la ciudad sueña cada mes de septiembre.