Cabrera por amor

28 feb 2018 / 11:20 H.

Pepi vive con sus cabras en la Cañada de la Rana, una cortijada de Hoya del Salobral, aldea dependiente del Ayuntamiento de Noalejo, pero tan cercana a Frailes y la provincia de Granada que podrían sentirse ciudadanos del mundo, además de segunda. Valga como ejemplo que frente a la “Cañá”, a tan solo unas decenas de metros, está el cortijo de El Álamo, al cual se accede por asfalto, no así la parte jiennense, de tierra y piedras. Pero esa es otra historia, la que nos atañe hoy, en esta nueva sección digital de Juan Espejo, el director de Diario JAÉN, es la de una mujer, María José Extremera Quesada, que dejó todo por amor. Su Alcalá la Real natal, la vida de una ciudad con sus pros y sus contras para dedicarse en cuerpo y alma a su familia, la que formó hace casi tres décadas con Enrique Moya y después con sus tres soles, Jessica, Eva e Ignacio, todos con estudios. Ella es cabrera, cabrera por amor, y él agricultor. Pepi es un ejemplo de dignidad y de valores, no tiene días festivos ni puentes, pero le da gracias a la vida, echa de menos una salida laboral para sus hijos y, mientras tanto, cada mañana, cada tarde, cada noche, sus cabras son sus compañeras de vida.