Devoción a la Virgen de las Angustias a orillas del Quiebrajano

Los colonos de El Parrizoso y sus descendientes veneran a la imagen en una romería en la que no faltaron la eucaristía, la procesión y carrozas

27 jun 2016 / 13:00 H.

La aldea valdepeñera de El Parrizoso —situada en las inmediaciones del pantano del Quiebrajano— celebró, como cada verano desde 1942, su romería en honor de la Virgen de las Angustias. Una procesión llevó a la imagen a hombros de los fieles desde su ermita —que data de la fundación de Valdepeñas en el año 1539—. El cortejo atravesó el núcleo principal. A continuación hubo una misa de campaña oficiada por el párroco Ildefonso Rueda Jándula, quien en su homilía destacó la gran labor realizada por los colonos, que, hace cuatro décadas, en un gesto desprendido, renunciaron a sus tierras para que el agua del embalse diera agua y a su vez vida a la capital, muchos pueblos de la provincia incluido su pueblo natal Arjonilla, e incluso algunos de Córdoba.

Luego, la Virgen fue devuelta a su ermita y comenzaron la fiesta y las muestras de folclore entre las familias que acudieron incluso en carrozas y provistas de las mejores viandas, para pasar un día inolvidable en el lugar que los vio nacer a la mayoría o fue mora- da de sus antepasados.

La historia de la actual talla de la imagen de la Virgen de las Angustias data de 1942. Sustituyó a la anterior imagen, un lienzo de la misma advocación destruido en la contienda civil. La imagen fue regalada por la propietaria de toda la finca, Raimunda Juárez Esteban, a los colonos. Estos, ilusionados, la transportaron a hombros por los caminos de la sierra —unos quince kilómetros— con muchas dificultades, porque solo había veredas de herradura y el transporte de las pequeñas andas se hacían en algunos tramos casi imposible. Julián Peinado, uno de los supervivientes, entonces un niño, recuerda cómo los varones asomaron por lo alto de la loma con la Señora a cuestas. En aquella época, más de cien familias que habitaban la aldea, situada en una zona que destaca por su riqueza hídrica y su frondosa vegetación.