Dos monumentos tosirianos se incluyen en la Lista Roja

Mal estado de conservación de la Torre Benzalá y el Molino del Cubo

14 jun 2018 / 08:19 H.

La Lista Roja del Patrimonio de la Asociación Hispania Nostra continúa engrosando sus registros a costa de elementos históricos y culturales que forman parte de la provincia de Jaén. Recientemente, dos monumentos ubicados en el término municipal de Torredonjimeno entraron en este catálogo que alerta de su mal estado de conservación y recoge aquellos edificios que se encuentran sometidos al riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. Precisamente, el fin de esta Lista Roja es revertir esas situaciones de abandono, dando a conocerlas para lograr su consolidación o restauración.

Así las cosas, el Molino del Cubo y la Torre Benzalá, dos símbolos del pasado tosiriano, fueron señalados en rojo, con pocas semanas de diferencia, dentro del mapa de los vestigios españoles más “castigados” por el paso del tiempo. El primero fue incluido en la Lista Roja el pasado 25 de mayo, mientras que el segundo lo hizo hace tan solo dos miércoles.

“Es una noticia que valoramos de forma muy negativa, pero creemos y confiamos en que el Molino del Cubo no permanecerá mucho tiempo ahí porque sabemos que hay intención, desde las instituciones, de ejecutar un proyecto importante para su rehabilitación”, manifestó el presidente de la Asociación Cultural Vientos del Tiempo, Manuel Bueno.

En efecto, tal y como confirmó a este periódico el alcalde de Torredonjimeno, Manuel Anguita, el Ayuntamiento trabaja para solicitar que el Molino del Cubo reciba financiación del Gobierno de España a través del 1,5% cultural. “El proyecto contempla una inversión de unos 600.000 euros, de los cuales el Ayuntamiento aportaría unos 150.000. Los objetivos del mismo son la recuperación medioambiental de los alrededores, así como fortalecer el edificio, ya que está muy deteriorado y tiene muchas grietas. No es infraestructura grande pero sí muy singular, de ahí la intención de rehabilitarla”, detalló el dirigente municipal.

En este sentido, los trabajos para la consolidación del Molino del Cubo están “muy encauzados”, según Manuel Bueno, de tal manera que se ha contado con la implicación del medievalista José Luis Armenteros para valorar la situación actual del histórico inmueble. No en vano, según la información que recoge la propia Lista Roja, el simbólico molino tosiriano fue construido bien entrado el siglo XV, en el año 1437, junto al también llamado arroyo del Cubo.

La historia del inmueble pasaría desapercibida hasta que, en tiempos de la Guerra Civil, se reunieran bajo su amparo gentes de toda la ciudad para hacer trueques de alimentos e incluso reuniones prohibidas, por lo que los trabajadores del molino decidieron inventar la leyenda de que un duende habitaba en la construcción. La forma con la que diseñaron este molino-fortaleza es cúbica, de ahí su nombre. No es, por lo tanto, una obra hidráulica semejante a los molinos de cubo de origen islámico o medieval. Aprovechaba la cascada de agua que caía del arroyo para hacer girar la noria que se encontraba en la parte superior del molino. Encima del pórtico de entrada hay una piedra con forma de lápida que posee una inscripción, aunque debido a las mutilaciones del tiempo hace que sea a día de hoy imposible de interpretar.

El Molino del Cubo es un edificio declarado como Bien de Interés Cultural. En varios lugares de su fachada se han abierto grietas y la vegetación silvestre lo está envolviendo por completo, de ahí que esté en estado de ruina progresiva y en peligro de derrumbe de sus muros.

La Torre Benzalá se lleva la “peor parte” por su nivel de “complejidad”

La Torre Benzalá entró en la Lista Roja del Patrimonio el pasado día 6. Ubicada en zona rural de propiedad privada, está datada entre los siglos XIII y XIV. Los restos de la torre, en su momento, pertenecieron a la fortaleza medieval hoy desaparecida y fechada en la época inmediatamente posterior a la conquista castellana y al Pacto de Jaén. Las fuentes documentales constatan que estuvo poblaba en 1347. Sin embargo, el único testimonio que se tiene de ello es el dibujo de Ximena Jurado. Por los restos encontrados en la zona, el lugar ya pudo estar habitado hacia 2700 – 2500 a.C. (Edades del Cobre y del Bronce) y fue aumentando paulatinamente su población hasta alcanzar su máximo esplendor en época romana, cuando, según Ximena Jurado, se llamaba Ordo Batores. Actualmente, solo queda un torreón de planta cuadrada de mampostería, así como un montículo que podría albergar restos y otros vestigios. En el entorno son abundantes los restos de cerámica medieval. Este Bien de Interés Cultural presenta un estado de ruina avanzada, según “Hispania Nostra”, con riesgo de colapso de los muros que aún sobreviven. “Lo deseable sería poder intervenir ahí pero es complejo”, lamenta Bueno.