El paraíso huele a flor de almendro

Un hermosísimo paisaje rodea el municipio entre las comarcas de El Condado y Las Villas

01 mar 2018 / 09:15 H.

En persona o en sueño, Miguel Hernández debió de visitar Sorihuela. Debió de estar aquí y, por eso, a la hora de ofrendarle al buen amigo ausente su mejor ramo lírico, tiró de memoria o de ensoñación para citarse con él: “A las aladas almas de las rosas / del almendro de nata te requiero...”. Tuvo que ver el gran poeta oriolano los árboles sorihueleños, esos que, en la agonía invernal, le copan las afueras con sus blondas levísimas. Sí, levantar la mirada desde las entrañas de Sorihuela del Guadalimar es asomarse a dos maravillas próximas: a un cielo muy limpio que le siluetea las piedras de su templo, de su torreón árabe... y a un paisaje de almendros florecidos que hacen de su horizonte un paraíso cotidiano, habitable entre Las Villas y El Condado. ¡Cuánto se acuerdan de ellos quienes marcharon a ganarse el futuro en otras tierras y, desde la lejanía, tararean los versos de Estévanez: “Mi patria no es el mundo, / mi patria es de un almendro / la dulce, fresca, inolvidable sombra...”.