En los montes que cantó Machado

El lírico municipio de Sierra Mágina, antigua encomienda de Santiago, rezuma encanto

28 feb 2018 / 11:20 H.

Hay pueblos a los que, solo con oír su nombre, apetece llegar. Una vez allí, la belleza sonora que lo anuncia pasa a ocupar la sombra para que el resto de los sentidos haga su trabajo. Pronunciar Albanchez de Mágina es recitar un hexasílabo increíble de tan hermoso, como aquel que firmó Machado mientras se recreaba en sus alturas —triste viudo reciente—, desde un aula de Baeza. Pero a Albanchez le sobran virtudes para que también la vista acapare encanto —su casco urbano, sus alrededores...—, para que tocarla con las yemas de los pies se transforme en el mejor de los tactos, para olerle ese aire suyo limpio de cumbres, ese aliento de chimenea y perfume a campo, para bebérsela a sorbos y que su gusto a pan antiguo, a aceite eterno, se empadrone en las bocas. “Montes de Cazorla, / Aznaitín y Mágina...”: he aquí el Himalaya lírico de esta provincia, privilegiado con los versos del gran poeta que hizo del paisaje su idioma más cercano. ¡Albanchez... Cuánta belleza!