Fiesta al calor de la hoguera

Los vecinos acompañan a San Antón en su procesión por la aldea de Puente de Génave

18 ene 2018 / 08:19 H.

La pequeña y hospitalaria aldea de Peñolite, ubicada al noroeste de Puente de Génave, mantiene su firme apuesta por mantener las tradiciones. En este caso, con la celebración de las fiestas en torno a su segundo patrón. “San Antón se lo gana por derecho, porque él ampara a los animales y, hasta hace nada, trabajábamos con ellos en el campo”, recordó el alcalde pedáneo, Sebastián Montesinos. Y es que se trata de un núcleo urbano eminentemente agrícola, en el que el cultivo del olivar centra la economía de sus vecinos, aunque bien es cierto que en los últimos años tiene cierta importancia la actividad de hostelería, que aprovecha su situación privilegiada en el parque natural.

Eso se dejó sentir durante la jornada festiva, puesto que en una aldea de apenas unos doscientos habitantes, la mayoría se encontraban inmersos en la campaña de recogida del preciado fruto de los olivos. Aun así, los que tuvieron que trabajar, se sumaron a los festejos una vez que concluyó su jornada laboral.

En concreto, las actividades comenzaron en la víspera de San Antón con el tradicional encendido de la luminaria, en la que se dieron cita la mayoría de los vecinos, que prolongaron la fiesta hasta altas horas de la madrugada. Una hoguera que contribuye a fomentar la buena convivencia que ya de por sí se deja sentir a diario en el núcleo urbano.

Por su parte, la jornada de ayer, caracterizada por un sol radiante que templaba las altas temperaturas registradas días atrás, arrancó con la tradicional eucaristía, a la que siguió la procesión de San Antón, portado sobre los hombros de cuatro vecinos, por el entorno singular que conforman las calles de la aldea. El fervor y la devoción eran evidentes, y prueba de ello fue el acompañamiento que tuvo la imagen durante su recorrido.

A su término, llegó el momento de una de las costumbres más esperadas, que fue la bendición de los animales. Entre otros, recibieron el agua bendita numerosos perros, pero también se acercaron hasta el lugar vecinos con mascotas como pájaros o canarios, que el cura bendijo, uno por uno. Sobre las ascuas que aún quedaban de la noche anterior, se ubicaron parrillas en las que los vecinos de Peñolite asaron suculentos manjares que supusieron un auténtico lujo para el paladar: panceta, careta de cerdo o embutidos de todo tipo fueron los protagonistas. Productos típicos acompañados por la bebida tradicional de la zona, la cuerva y por palomitas. Tampoco faltó la música, puesto que la jornada estuvo amenizada por las integrantes de la asociación de mujeres de Peñolite.

Entre las tradiciones perdidas de la celebración de San Antón estaba el cerdo que se dejaba suelto, y que iba por las casas para que lo alimentaran los vecinos. Después se rifaba. Con el paso del tiempo, en vez de criarlo por las calles, se adquiría cebado y, al término de la misa y la procesión, se sorteaba. Una tradición que se terminó por perder en 2004. Lo que se hizo a partir de esa fecha era que el afortunado acudía a la carnicería y le entregaban el cerdo troceado. Eso también ha cambiado, y el premio, ahora, es un buen lote de embutidos.