La “Condená” de Baños es hombre

La restauración de Cristo del Llano da luz sobre una famosa “alma en pena”

24 nov 2016 / 17:15 H.

José María Rodríguez Valle, de la Oficina de Turismo de Baños de la Encina, guía a un pequeño grupo de visitantes que están a punto de descubrir una de las joyas de este pueblo, que en sí, ya es un tesoro arquitectónico enclavado en Sierra Morena, una comarca que domina con su imponente castillo musulmán, el segundo más antiguo de Europa. “El pueblo llano no entiende de dogmas ni de complicaciones teológicas, pero sí de imágenes”, explica, citando al fallecido Diego Muñoz Cobo, para fijar la mirada en las dos pinturas que dan la bienvenida al templo. A la derecha la de la famosa “Condená”, una horrible figura que pena, con una serpiente enrroscada al cuello, a sus pies, una cartela que reza: “Si vieras un alma en culpa te murieras de asustado y esto que ves es nada y es alfin como pintado”. Enfrente de la desdichada, una mujer, con túnica blanca, que sí tomó “el camino recto de la fe” y está en paz.

“De niños, no nos queríamos sentar debajo de esta figura, a la que siempre hemos tenido mucho respeto y con la que nos dejaban claro que había que hacer el bien”, bromea con los excursionistas el guía, de unos treinta años, como ejemplo de la vigencia de esta lección pintada al fresco, en el siglo XVIII. La “Condená”, además de aterrorizar al personal, siempre estuvo llena de leyenda y la última sorpresa la protagonizó con las obras de restauración de la ermita. “Se descubrió que no era una condenada, sino un condenado”. Y es que, al trabajar sobre la pintura, queda claro que el alma en pena es un varón. Eso sí, al recuperarse la nitidez del trazo, queda claro que sufre tanto o más que la “original Condená”. Esta historia de buenos y malos, cielo e infierno hasta no hace mucho, la contaban, después de llamar al timbre de su casa, las monjas de la congregación de las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado que, durante más de medio siglo, permanecieron en el municipio bañusco y que, recientemente, dejaron el pueblo, al haberse quedado solo dos hermanas de muy avanzada edad para su misión.

La ermita tiene su origen en un humilladero levantado en lo que fueron las afueras del casco urbano y que, actualmente, en su parte más nueva y poblada, zona de paso de los pastores trashumantes. Sobre este lugar de devoción, donde está ahora la Cruz de las Azucenas, cuenta la leyenda que se alzó para recordar una “milagrosa” aparición de Cristo, que para anunciar su presencia, encendía y apagaba luces en las canteras de Baños. También hay quien decía que la “Condená”, ya el “Condenao”, era la imagen de una mora que sobrevivió a la toma cristiana de esta importante plaza, en el siglo XIII, pero que, rota de dolor por la muerte de sus hijos, se aparece cuando escucha a un niño llorar, por si es suyo. Los interesados, pueden preguntarle al guía en una visita a la ermita donde deslumbra un camarín barroco, impresionante, que tiene hasta aves del paraíso.