La dura lucha por la Virgen

Moros y cristianos animan las celebraciones de Nuestra Señora de la Cabeza

13 ago 2018 / 08:40 H.

La pelea en la calle entre castellanos y mahometanos entran en su recta final. Hoy concluyen las fiestas patronales de Campillo de Arenas, en honor de la Virgen de la Cabeza, objeto de la pugna entre los dos ejércitos. Los actos se abren a las once de la mañana con una misa, seguida de la bajada de la imagen mariana, en compañía de la banda de cornetas y tambores que toma su nombre de la imagen mariana. Tras el descenso, eucaristía en honor de Santa Lucía, en la ermita del paraje Puerta de Arenas. Desde mediodía se suceden competiciones de juegos informáticos, campeonatos de naipes y petanca, cucañas, un concurso de mascotas caninas, baloncesto, una invitación a churros y chocolate y una verbena con la orquesta Zodiako. Sin embargo, no es, ni mucho menos, el final de las celebraciones en Campillo de Arenas, pues entre mañana y jueves, llegarán otras dedicadas a San Cristóbal, con convocatorias en las que el motor se encuentra muy presente.

Las celebraciones patronales tuvieron su pistoletazo de salida el viernes. Aparte del pregón de Rafael Lomas, destacaron la ofrenda floral con motivo del décimo aniversario del nombramiento de la virgen de la Cabeza como alcaldesa honoraria y la solemne presentación del himno y la bandera locales, en una ceremonia presidida por el alcalde, Juan Francisco Figueroa. Igualmente se entregaron los Premios Campillo de Arenas, hubo una gala con artistas locales y fueron coronados las misses y los místeres, incluidos los de turismo.

Con el fin de semana las escaramuzas o avanzadillas entre moros y cristianos se desplegaron con todo su esplendor. El sábado hubo una procesión vespertina y, ya el domingo de madrugada, otra, con quema de fuegos artificiales. Horas después en las calles se vivió otro de los momentos más singulares de la celebración, el cántico de los campanilleros. Las avanzadillas se repitieron ayer por la mañana, con presencia de la Agrupación Musical de Campillo de Arenas. Tras la escenificación del episodio del robo de la escopeta, una embajada dirimió las diferencias entre los dos bandos. Por la noche, la Virgen de la Cabeza subió hasta su ermita, entre el fervor general. Una fiesta juvenil y un espectáculo pirotécnico cerraron un fin de semana repleto de sensaciones en un municipio situado en lo que, siglos atrás, fue la frontera entre Castilla y el reino nazarí.