La milenaria lucha de la encina de Cabra
Más de medio millar de personas firman por su protección
La encina milenaria de Cabra del Santo Cristo, en Sierra Mágina, es uno de los pocos árboles milenarios de la península ibérica. El geógrafo e historiador griego Estrabón, en su principal obra “Geografía”, realiza entre otros estudios, una descripción de la flora y la fauna de las regiones por las que viaja; si la flora no está relacionada directamente con la agricultura, únicamente se extiende en aquellos árboles exóticos o poco conocidos, así como árboles míticos o con leyenda. Es decir, desde hace ya más de dos mil años hay una fascinación por los árboles míticos, hoy en día, más bien, singulares. La encina de Cabra del Santo Cristo es el testimonio de vegetación superviviente, su tronco tiene un porte considerable para tratarse de una encina, es la más ancha de toda la provincia jiennense.
Sobran los motivos para entender que la encina milenaria de Cabra del Santo Cristo debería estar declarada Monumento Natural, algo por lo que se lleva luchando un incontable tiempo, pero que por falta de iniciativa y respaldo, nunca se terminó de llevar a cabo. Sin embargo, ahora parece que ha habido un giro en la predisposición y la Asociación Cultural Cerdá y Rico inició una petición de firmas en la plataforma digital Change.org para motivar al Ayuntamiento en los trámites de solicitud a la Consejería de Medio Ambiente. Y es que el alcalde del municipio, José Rubio, apoya “al cien por cien” la iniciativa de la asociación y asegura estar convencido de que ningún requisito sería difícil de cumplir para declarar el majestuoso árbol como Monumento Natural.
El alcalde destacó que el hecho de estar en un terreno privado ralentizará los trámites burocráticos. “Si fuera una tierra del Ayuntamiento ya estaría hecho, pero, de cualquier forma, los señores de Noalejo que tienen el terreno tampoco pusieron ningún inconveniente, al contrario, también se mostraron a favor. Cuando pase el verano y todas las fiestas de agosto, nos pondremos a ver que falta y volveremos a contactar con Medio Ambiente, ahora sabemos que tenemos el respaldo de todas esas personas que se han volcado con la iniciativa”, manifestó Rubio.
La zona conocida como los Llanos de la Estación, o de Hidalgo, es hoy un paisaje muy humanizado donde predominan los cultivos alternos de olivar y cereal, aunque es fácil advertir considerables ejemplares de encina, así como numerosas chaparras en las lindes que demarcan las fincas agrícolas. Anteriormente, el predominio del cereal era indudable, un terreno mucho más difícil de proteger de los incendios, pero con la llegada del olivar, la tierra —y por lo mismo, la encina—, se encuentra a salvo ante cualquier catástrofe.
Hasta el siglo XIX aún eran numerosos los pies de encina, pero fue durante este y sobre todo durante los primeros años del pasado siglo XX cuando se vieron reducidos considerablemente, en unos casos para dedicar las tierras a cereal, viña u olivar y en otros para la obtención de carbón vegetal. No obstante aún se pueden ver algunas manchas de vegetación autóctona en las inmediaciones de Cabeza Montosa y del cerro de los Peones. Esa feroz lucha del hombre contra la dehesa ha permitido que se mantengan algunos ejemplares de encina para que su sombra cobijara a los segadores y a los rebaños que aprovechaban los rastrojos, o para acopio de las piedras que se sacaban del barbecho. Lo cierto es que en casos como este, ante la falta de competencia, es posible que los escasos ejemplares de encina hayan crecido con mayor vigor. El árbol está situado muy cerca de la estación de ferrocarril de Cabra del Santo Cristo, junto al cortijo de “La Viña”.