Localizada una nave en La Carolina dedicada a práctica ilegal de la taxidermia
En el momento de la inspección había 247 cabezas
Agentes de la Unidad de la Policía Nacional Adscrita a la Comunidad Autónoma en Jaén han localizado en La Carolina un taller donde se ejercía la práctica de la taxidermia -negocio dedicado al disecado y naturalización de piezas de caza-, de manera ilegal en el marco del dispositivo acordado en colaboración con la Delegación Territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio para la lucha contra la caza furtiva.
Según se ha informado desde la Junta de Andalucía, para esta operación se establecieron diversos puntos de control en la zona de Despeñaperros para verificar, inspeccionar, controlar y tratar de erradicar este tipo de prácticas ilegales, incidiendo para ello en las franjas horarias donde el movimiento de cazadores es mayor.
Fruto de estas actuaciones policiales, se llegó a descubrir la ubicación exacta de una nave que al parecer estaba destinada a la práctica de la taxidermia, motivo por el cual, los agentes procedieron a la localización de la persona responsable y usuaria de la mencionada nave, que en todo momento mostró su colaboración con la labor de investigación de los agentes, accediendo de forma libre y voluntaria a la inspección del recinto.
Tras esta inspección se constató que la persona responsable estaba en posesión de un carné en vigor que le habilitaba para el ejercicio de la taxidermia, pero que la nave carecía de todo tipo de documentación reglamentaria para el desarrollo de tal actividad.
Así, no disponía de la autorización administrativa de la Consejería competente en materia de caza, no constando inscrita en el Registro de Taxidermias; tampoco acreditaba la Licencia de Actividad Municipal, ni estaba dada de alta en el Ayuntamiento como taller de Taxidermia, por ser una empresa que ejerce una actividad económica; entre otras irregularidades administrativas, tales como la falta de licencia ambiental o la no comunicación de los residuos animales que genera para una correcta eliminación controlada.
Por otro lado, el local no disponía de dispositivos apropiados de protección contra plagas; tampoco estaba acondicionado para una correcta limpieza y desinfección efectiva de vehículos y contenedores; ni disponía de contenedores estancos para el transporte de los subproductos, además de carecer de una depuradora de aguas residuales.
Sí disponía de un libro registro de reses de caza mayor, diligenciado en 2009 con un total de 647 piezas inscritas, documentadas en sendos asientos, aunque, no obstante, se observó que el último registro reflejado databa de noviembre de 2015. Sin embargo, la prueba de la falta de diligencia en el cumplimiento de las anotaciones que deben figurar en el citado libro registro era el elevado número de cabezas que se encontraban allí presentes en el momento de la inspección, siendo la mayoría de ellas recientes, con una antigüedad bastante inferior a dos años.
En concreto, en el momento de la inspección se contabilizaron un total de 247 cabezas. De todas éstas, no se pudo acreditar la procedencia de 33 cabezas de venado, cuatro cabezas de muflón, así como la de un corzo; todas ellas disecadas en hueso, y además, en el interior de un congelador, se encontraban otras dos cabezas de muflón. Una vez que se consiga determinar la propiedad de las mismas, serán objeto de denuncia por no presentar la documentación acreditativa de su procedencia, transporte y precinto.
Cabe reseñar, que uno de los principales puntos de investigación y control para tratar de erradicar la práctica ilegal de la caza furtiva, son los diferentes puntos de compra-venta de este tipo de piezas y los talleres de taxidermia, puesto que son los lugares usados finalmente por todos los cazadores (legales e ilegales) para su correcta presentación y así poder obtener y exhibir sus trofeos.