Amor de hermanas sin fronteras

María Bayebach y Sandra Muñoz comparten amistad desde hace 22 años

12 jun 2017 / 11:17 H.

Cuando la amistad se convierte en hermandad, ni el tiempo ni la distancia logran romper esa unión. Algo que experimentan en sus propias carnes Sandra Muñoz y María Bayebach. Ambas se conocieron hace más de veintidós años en verano, cuando Bayebach tenía catorce y vino desde Bielorrusia hasta Mancha Real para disfrutar de unas vacaciones y olvidarse un poco de la tragedia vivida en su país tras el incidente de Chernóbil. Durante tres estíos, fue una más en la familia Muñoz Gutiérrez. Desde mayo hasta septiembre ambas compartieron vivencias y sellaron un vinculo que las convirtió en “hermanas”. El tiempo las separó, pero Sandra Muñoz y su familia nunca dejaron de buscar a “su María”. Lo intentaron a través de redes sociales, por teléfono y pidieron ayuda a unas amigas de Letonia y Rusia, Dana e Irina Fomina, que se pusieron en contacto con el consulado, sin éxito. Llegaron a plantearse acudir a televisión para poder volver a verla pero, tras tantos intentos fallidos, en noviembre decidieron desistir de la búsqueda.

María Bayebach se fue a estudiar Turismo a Alemania, en donde conoció a Vladimir, con el que se casó y ha formado una familia con dos preciosas hijas, pero ella nunca pudo olvidar a su “familia” española. Por casualidades de la vida, el matrimonio decidió irse de vacaciones a Almuñécar (Granada) y Bayebach le pidió a su marido que, por favor, la llevara a Mancha Real para intentar ver a la que era su “amilia” con las únicas referencias que recordaba de su juventud, que eran el cementerio del municipio y el Bar Palmera, propiedad de los Muñoz Gutiérrez, de los que solo recordaba los nombres de Paco, Paqui, Sandra, Juan Miguel y Javier. Nada más llegar se reencontró con los miembros de la familia y se fundió en ansiados abrazos, entre lagrimas de emoción y tristeza por la ausencia de algunos. Borraron, entre muestras de cariño, el sentimiento que tenían al pensar que ambas partes no se buscaban, cuando en realidad era todo lo contrario. Para las dos mujeres que cumplen su sueño, el 8 de junio es una fecha que nunca podrán olvidar.