Jornadas para incentivar la cultura del aceite de calidad

La Amazara Cruz de Esteban celebró unas jornadas con motivo del inminente inicio de la campaña de aceituna. El presidente, Antonio Calatrava, y la gerente, Amalia Soria, asistieron al coloquio con más de un centenar de agricultores de Mancha Real, que escucharon, en los Salones Puerta Real, las palabras de la doctora en Inmunología Cristina Sánchez. Las intervenciones estuvieron guiadas por Mayte Salido, que introdujo a los expertos. En primer lugar, Calatrava comentó que el objetivo principal era “obtener la mejor calidad y rendimiento de la cosecha y que ese producto sea estrella”. También afirmó que muchos agricultores, a veces, no saben exactamente la importancia de lo que producen, por lo que las jornadas se centraban en la calidad. El presidente habló sobre el proceso de elaboración, su coste y los sistemas de cultivo, entre otros asuntos.

Acto seguido tomó la palabra Luis Delgado, de la empresa Smart Flight, que explicó cómo las nuevas tecnologías también se pueden incorporar al campo. En este caso, la aplicación de drones con los que se obtiene información del terreno a raíz de realizar una radiografia del campo. En convenio con la empresa catalana Hemav, ambas ayudan a los agricultores para mejorar los cultivos.

Por último llegó el turno de la joven doctora Cristina Sánchez. “Teneis en vuestras manos el poder de la salud”, dijo a los presentes. La experta, que se centró en la especialidad picual, comentó que el aceite tiene multitud de propiedades beneficiosas para tratar enfermedades cardiovasculares y de otra índole. Sánchez también mencionó los distintos estudios científicos sobre la importancia del “oro verde” en la salud, de cómo influyen en las distintas dietas y en el desarrollo o la mejora de enfermedades. Asimismo hizo hincapié en las diferencias entre un aceite convencional y un virgen extra, y que estas dependen de la variedad, la situación meteorológica, la maduración del fruto y el proceso de extracción. En clave histórica destacó que hace siglos no había fecha fija para el comienzo de la recolección, pero que octubre y noviembre se creían óptimos para coger el fruto a mano.