Siete días repletos de devoción

La esperada “Madrugá” es la procesión más destacada de la Semana Santa

03 abr 2018 / 08:54 H.

El tiempo permitió que los mancharrealeños vivieran con devoción todas las cofradías de la Pasión. Para el presidente de la Unión Local de Cofradías, Francisco Miguel del Águila, la Semana Santa de Mancha Real es “hermosa y devota” y cuenta con elementos sencillos que la hacen “solemne”. “A pesar de las dificultades ha sabido mantenerse y, en estos últimos años, ha resurgido con una inusitada fuerza”, expresó Del Águila, a la vez que aseguró que esta Semana Santa es la “gran desconocida” en la provincia.

Actualmente, existen cuatro cofradías pasionistas y un grupo parroquial de Pasión, las cuales se encargan de dar culto y procesionar diez imágenes sagradas. La cofradía del Cristo de la Misericordia, Nuestra Señora de la Salud y San Juan Evangelista abrió esta Semana Santa con su salida el Miércoles Santo desde la parroquia de San Juan Evangelista. Esta joven hermandad, que desde que se convirtiera en cofradía en 2012 procesionaba sus tres imágenes titulares en un único trono, realizó su humilde estación de penitencia, por primera vez, en dos tronos. Primero, el Cristo de la Misericordia a ruedas y guiado por sus cofrades y, tras él, Nuestra Señora de la Salud y San Juan Evangelista portados a hombros por costaleros y arropados por cientos de vecinos.

Otro hecho significativo fue la organización por parte de la Unión Local de un taller de rizados de palmas por primera vez, a fin de aprender esta hermosa tradición y que no se pierda. Asimismo, la noche del Jueves Santo la parroquia de la Encarnación lució sus mejores galas para rendir devoción y acompañar al Cristo del Perdón y el Señor de la Humildad en su vía crucis durante sus 14 estaciones. La esperada Madrugá del jueves al viernes, a las 5:30 de la mañana, reunió a un gran número de fieles y devotos que, a pesar de las gélidas temperaturas, esperaron a las puertas de la parroquia de San Juan Evangelista para acompañar a Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, que iban al encuentro del Santísimo Cristo de la Piedad en la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza, para realizar su recorrido por las calles de Mancha Real, acompañados por las sagradas melodías de las agrupaciones musicales locales.