Los drones: afición y trabajo

José Fernández gestiona la primera empresa autorizada del municipio

23 jul 2016 / 11:48 H.

José Fernández Abdeselam gestiona la primera compañía autorizada que permite operar con drones en la ciudad de Martos, haciendo de su mayor afición una profesión. Con estos aparatos aéreos no tripulados, José Fernández se dedica a diversas tareas, como revisar chimeneas industriales, fumigar campos, realizar trabajos de topografía y participar en producciones cinematográficas.

Drones Trabajos Aéreos, que es el nombre de la empresa del marteño, surgió hace unos años de la inquietud de José Fernández, que desde siempre se declaró gran aficionado a los vuelos de radiocontrol y los ultraligeros. “Cuando los drones comenzaron a bajar de precio, hace un par de años, vi la oportunidad de encontrar más productividad haciendo lo que siempre me gustó”. Obtuvo su licencia para poder pilotar drones en Córdoba, un trámite obligatorio para operar con estos aparatos de vuelo no tripulado que gestiona directamente la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Desde ese momento decidió hacer de una afición su trabajo e invirtió buena parte de sus recursos en la compra de nuevos aparatos, accesorios, repuestos y cámaras, algunas tan complejas como las térmicas, que utiliza para la localización de puntos calientes en la revisión de huertos solares. La empresa de Fernández, también dispone de cámaras multiespectrales diseñadas, especialmente, para la localización de zonas húmedas en el estudio de sembrados y mediciones topográficas. En total, dispone de un parque de ocho drones, con los que también colabora con productoras cinematográficas en la realización de tomas aéreas por toda Andalucía. Sin embargo, resalta que, “al ser una actividad tan novedosa, la gente todavía no tiene asumido el desempeño de los drones, pese a que pueden llegar a reducir a la mitad el precio de los trabajos más costosos”, manifesta Fernández.

Según confiesa, los principios no fueron fáciles: “Para la puesta en marcha hay que cumplir muchos requisitos exigidos por la Agencia de Seguridad Aérea, que además de los cursos y los exámenes incluyen pruebas de salud para los operadores”. “Empecé a trabajar con un dron de 2.000 euros y, a base de reinvertir en tecnología todos los beneficios, hoy tengo equipos valorados en más de 30.000 euros”, asegura. Pero esto no es todo: “Ahora he tenido que estudiar más que en toda mi vida escolar para estar al día de los avances tecnológicos en mi campo y en la producción de vídeo”. Según comenta Fernández, en septiembre participará en la Feria Expodronía, que se celebrará en Zaragoza y es la más importante del sector. En estos momentos se encuentra preparando la grabación de un crucero marítimo con una tecnología completamente nueva, que permite al dron regresar a una base en movimiento, y no por posicionamiento basado en gps, “para evitar que se pierda, ya que el barco está en constante movimiento”. José Fernández encontró con esta tecnología la manera de unir trabajo y afición.