Un sueño se abre camino frente a la adversidad

Macarena Melero demuestra el valor y la importancia de los pequeños detalles en su proyecto empresarial

18 sep 2017 / 10:56 H.

Con la puesta en marcha de su negocio, hace justo un mes, Macarena Melero Cárdenas cumplió un sueño de superación frente a la adversidad y se sorprende a sí misma cuando contempla el interior de la cafetería que abrió en la Carrera y que consiguió gracias a su esfuerzo personal, el apoyo moral de sus padres, el ánimo de sus dos hijos y sobre todo el asesoramiento de su sobrina Rita.

Macarena nació en Villarbajo, “cortijera de toda la vida”, como ella misma se define con orgullo. Después de pasar toda su infancia y adolescencia en la aldea llegó a Martos con 21 años en busca de la independencia económica que le permitió su paso por las cadenas de producción de varias industrias del polígono. Como ella misma cuenta, “la autosuficiencia me duró hasta que me casé”, porque a partir de ese momento, cuenta, abandonó el trabajo para ocuparse de las tareas de la casa.

Desde entonces, Macarena dice que aprendió el significado de la palabra “soledad”. Entre muchas circunstancias adversas, tuvo que hacer frente a un derrame cerebral que sufrió cuando su hijo mayor cumplió los dos años de edad. Recuerda emocionada como tuvo que volver a aprender a caminar y permanecer completamente aislada hasta la disolución del coágulo en un hospital de Córdoba. Lo peor de todo, recuerda Macarena, “fue no poder siquiera abrazar a mi hijo durante los cuatro meses de convalecencia”, dice con la emoción reflejada en los ojos.

Ahora, Macarena se declara muy feliz y agradece a sus padres que, desde niña, le enseñaran a ser independiente. Sin experiencia en hostelería, sin ayuda económica y con unos recursos muy limitados, decidió dar un nuevo sentido a su vida como mujer emprendedora y, para aminorar costos de inversión, presume “que sin haber utilizado nunca lijadoras ni taladros” ha fabricado ella misma todos los bancos y mesas de la cafetería, recuperando unos viejos palés de madera que había en el interior del local antes de iniciar la obra. “Hasta las papeleras las he hecho yo”, dice con una sonrisa.

En la Cafetería “Maki” se aprecia la mano y la personalidad de Macarena en todos los rincones y detalles, con una decoración cuidada fruto de su creatividad y paciencia con las manualidades, con la que dice ha querido “transmitir buena energía para que mis clientes comiencen la mañana con alegría y optimismo”.