San Antón: Fuego y roscas

Mañana pletórica de fervor y tarde majestuosa de convivencia y juegos

18 ene 2018 / 08:19 H.

El día amanece pletórico en Aldeaquemada, el cronista llega a un pueblo entregado a su santo y la plaza de la Constitución hierve de gente que va y viene desde primera hora camino de la iglesia, para acicalarla, para adornar con flores la pequeña figura de San Antón, para ultimar los detalles del trono, para enterarse bien qué es eso de las medallas del periódico. Allí todos se conocen, son poco más de medio millar de habitantes y cualquier cara nueva despierta la cercanía de Alejandro, que se presta a ayudar y lo mismo recoge un encargo urgente del alcalde para la fiesta que lo mismo se brinda de ayudante de los coheteros José Antonio y Celedonio Rodado.

Repican las campanas, suena el himno de España tocado por los músicos de la banda “Manuel Garín” de Linares y San Antón ya está en la calle, para entonces el párroco José Luis Martínez ha oficiado la misa y bendecido las roscas. Los aldeanos se arremolinan a la vera del santo, portado por cuatro costaleros y comienza la procesión por las calles del pueblo, plaza arriba, hasta todo lo alto, cuadriculado el casco urbano de Aldeaquemada es fácil entrar y salir, izquierda y derecha, de un lado para otro, a paso firme y cadencioso con la música; no deja de sonar la banda, paradas para que el santo se fije en devotos ancianos y enfilamos la calle Jaén, perpendicular a la calle Concordia que nos llevará de nuevo a esa bella plaza, núcleo y corazón del pueblo, en la que está la Iglesia de la Inmaculada, el Ayuntamiento, la biblioteca (y los bares). Acunado de nuevo San Antón en su casa por su hermano mayor Epifanio Rodado, empieza la fiesta, del fervor al condumio, del ágape a los roscas con matalaúva, y de ahí a los juegos y al fuego, con una enorme lumbre preparada por Juan Carlos Masdemont junto con media docena de voluntarios. El fuego es un estruendo, casi llega al cielo por las hojas de chaparro, los niños ya tienen sus gallos, otra tradición peculiar de Aldeaquemada, los corros nacen espontáneamente y se canta y se baila a San Antón, también se brinda y se posa para las fotos. Los fuegos artificiales ponen el punto final a una jornada de fuego y roscas.