San Blas resuena en la sierra

Los vecinos acompañan a la imagen en procesión y llenan las calles de cohetes

04 feb 2019 / 17:40 H.

Amanece en la Puerta de Segura. Hace frío, de ese que “cala” en los huesos. Podría ser cualquier domingo de enero, pero es mucho más. Se trata del gran día de San Blas. A las once resuenan las campanas que se entrelazan con el olor y el estruendo de la pólvora y los vecinos se ponen en marcha hacia el templo donde les aguarda su santo. Presidiendo el altar comienza la misa, con una iglesia abarrotada que guarda silencio como señal de respeto y devoción a San Blas. Sin embargo, no es el patrón, se dice entre los vecinos que la talla fue recuperada por los porteños, hace años, desde Puente de Génave pero el cariño que sienten hacia él es irrefutable. Muestra de ello son los ciento de feligreses que lo acompañan en su gran lucimiento.

Antes, tras la ceremonia, llegó uno de los momentos más deliciosos de la jornada. La tradición enlaza a San Blas con sus rosquillas y en La Puerta hubo para todos. El cura, acompañado de algunas vecinas, repartieron las roscas que calentaban los cuerpos antes de echarse a las calles, además de un pequeño regalo que cada año es diferente, para esta edición fue un imán con la imagen del santo.

Y así, con la rosquilla bajo el brazo, San Blas hizo su gran aparición entre cohetes y aplausos. A lomos de varios voluntarios, comenzó a recorrer las empinadas calles del municipio serrano para dejar estampas de gran belleza con vías llenas, rezumando alegría y con el sol alumbrando los montes. Eso sí, no es una procesión muy amena para aquellos que le tengan miedo a los cohetes, porque no hubo calle o plaza en la que un grupo de devotos no le tuviera una buena traca preparada. Así finaliza la procesión, con unos minutos en los que la tierra de la Puerta tiembla y los cohetes le gritan al cielo que es el día de su imagen, que San Blas ha salido a festejar con sus gentes.