Un municipio abierto tras una denominación singular

En pleno mes de agosto de 1767, un mes antes de que llegaran los primeros colonos, Pablo de Olavide decidió que junto a la antigua Venta de Guadarromán se construiría una de las tres primeras de aquellas poblaciones, que con el tiempo sería lo que hoy conocemos como Guarromán.

Pero, como se explica en la web municipal, no serían aquellos colonos agricultores los únicos que dieran vida a esta tierra ni a este municipio, ya que casi un siglo después, allá por 1861, al amparo del resurgir de las minas de plomo y plata de Sierra Morena, comenzarían a llegar a Guarromán trabajadores procedentes, sobre todo, de Almería (los tarantos) y de la baja Alpujarra de Granada (los mangurrinos), que junto a los descendientes de los colonos alemanes y suizos terminaron por configurar lo que hoy es el paisaje y el paisanaje de Guarromán: abiertos, tanto uno como el otro, a los horizontes de una agricultura innovadora de cultivos y a una proyección industrial y de servicios en torno al antiguo camino real, la actual Autovía de Andalucía, Nacional IV.

Como apunta el cronista oficial del municipio, José María Suárez Gallego, la primera peculiaridad que exhibe Guarromán es su propio nombre, “que suscita en quien lo oye por primera vez, el esbozo de una sonrisa sin malicia, y tal vez las más extrañas elucubraciones sobre su significado”. La denominación, y la oportunidad, por su ubicación, de mostrarlo, supone una oportunidad más para sus vecinos, y de hecho Guarromán es la sede de la Asociación Internacional de Pueblos con Nombres Feos, Raros y Peculiares, donde se estudia y promueve que se conozca lo bueno e interesante que se esconde tras un nombre.

La iglesia de la Inmaculada Concepción y el Pósito de Labradores se encuentran entre sus principales monumentos, pero también merece la pena destacar la singularidad del Palacio del Intendente, en la actualidad transformado en un encantador hotel, o la Plaza Nicolás Kerche, en honor al primer nacido en el municipio. Y un lugar destacado ocupa su gastronomía, sobre todo los tradicionales pasteles de hojaldre, que son motivo de parada obligada para muchos de los que transitan por la autovía.

Ubicado a la entrada del municipio se encuentra el Centro de Educación Infantil y Primaria Carlos III, en el que se encuentran aproximadamente unos 280 alumnos, mayoritariamente de Guarromán, aunque algunos proceden de sus aldeas. “Tenemos todos los programas que se pueden incluir en el currículum, desde los relacionados con la paz como los de igualdad o centros TIC. Y participamos en diferentes concursos, como el Thales de Andújar o el de Educación Vial de Linares, así que ahora aprovecharemos la posibilidad para plantearnos asistir al Prensa Escuela”, explicó el director del centro, Lorenzo Herranz Martínez, durante la presentación, por parte del director de Diario JAÉN, Juan Espejo, de la XXX edición del Concurso de Redacción “Jóvenes Periodistas. Un encuentro en el que dio a los jóvenes las pautas para que, con su redacción, tengan posibilidades de éxito en la iniciativa.