Una devoción inamovible

La lluvia no permite desfilar a un patrón que volvió a reunir a varias aldeas

20 mar 2018 / 08:55 H.

La más pequeña de las aldeas de Alcalá la Real, San José de la Rábita, volvió a congregar a varias de las pedanías en torno a sus fiestas patronales en honor de San José. Un cielo lleno de nubes negras amenazó desde por la mañana con descargar un gran manto de agua, por otro lado muy necesaria. Al término de la eucaristía, el párroco de Alcalá la Real, Manuel Luis Anguita, ya avisó de que con el gran riesgo de lluvia sería mejor no procesionar las imágenes. Los vecinos de la aldea mantuvieron la esperanza hasta el último momento y el mal tiempo, lejos de desanimarlos, los congregó en la carpa preparada por los hermanos mayores, Juan Alba Ortega y Visitación Vázquez, para continuar con una jornada de convivencia que ya empezó el día anterior y que volvió a demostrar la pequeña gran familia que forma esta pedanía con alrededor de un centenar de habitantes. En torno a las 17:30 horas, el párroco confirmó la mala noticia y los vecinos se acercaron hasta a la ermita para rendir homenaje a su patrón y a la venerada Virgen. Entre lágrimas y vítores, las mujeres le cantaron a la Virgen, la banda de música tocó unas marchas y los vecinos mecieron los dos tronos en el altar de la iglesia. La alegría inundó los corazones de todos los presentes cuando se aseguró la continuidad de esta festividad y se proclamó un nuevo hermano mayor para el próximo año, José Antonio Conde.