Una fiesta muy femenina a orillas del Guadalquivir

Las mujeres se implican al máximo en la celebración de Santa Catalina, la copatrona del municipio de Espeluy

25 nov 2018 / 12:09 H.

Las fiestas patronales de Espeluy, en honor de Santa Catalina, coincidentes con la conmemoración del día internacional de lucha contra el maltrato, tuvieron un claro carácter femenino. De hecho, la hermandad que promueve la celebración está formada íntegramente por mujeres, lo que la convierte en un colectivo especial.

La alcaldesa espeluseña, Manuela Cobo, aparte de hermana, es la secretaria de esta cofradía. La responsable vivió al máximo las actividades programadas, que se concentraron en un solo día. La responsable destacó la alta participación a lo largo de la jornada y el buen ambiente imperante. Igualmente, precisa que, a diferencia del copatrón, San Gregorio, en este caso el Ayuntamiento no organiza los actos, sino que solo colabora con la cesión de locales y con otras cuestiones. Cobo mostró su satisfacción por lo que atañe a la participación, máxime si se tiene en cuenta el reducido tamaño poblacional de Espeluy.

Los actos empezaron por la mañana, con el ritual en el que se recogió a las hermanas saliente y entrante, respectivamente, María Luz Cruz y María José Torres. Esta última no vive en el municipio, aunque está casada con un espeluseño y es miembro de la entidad desde que contrajo matrimonio. Torres recibió la banda y el cetro. El cortejo llegó al templo que lleva el nombre de la patrona, donde se ofició la misa. En este sentido, las celebraciones fueron especiales para el párroco, Jesús María Almagro, quien se incorporó a su ministerio pastoral en el pueblo el pasado mes de septiembre, de manera que se trataba de su primera edición de las celebraciones. El sacerdote pronunció una homilía extensa y llena de sentimiento y cercanía hacia la feligresía.

Después llegó el momento de disfrutar de la procesión, que, a diferencia de 2017, no se vio deslucida por la lluvia. El recorrido visitó la práctica totalidad del casco urbano, en un rodeo en el que los vecinos salieron al encuentro de la santa. Una vez más, las mujeres estuvieron muy presentes, pues trasladaron la imagen.

Al término del desfile, se celebró una comida de convivencia. Hubo más de cincuenta comensales, solo con el cura y un músico linarense como representación masculina. La fiesta se prolongó hasta entrada la noche con una actuación en directo y karaoke. En palabras de Manuela Cobo, se vivieron momentos llenos de sentimiento, ya que coincidieron vecinas espeluseñas con otras de lugares como Mengíbar, Bailén o Jaén capital, que acudieron para la ocasión. Incluso hubo homenajes, con elección de reinas y damas, en las que las afortunadas recibieron un ramo de flores y una banda. La alcaldesa recalcó la importancia femenina en las celebraciones anuales de otoño —que sirven para estrechar lazos y para vivir al máximo un sábado—, aunque, obviamente, están abiertas a los hombres actividades como la misa o la procesión.