Una fiesta muy singular que saca al pueblo para reír y disfrutar

17 mar 2017 / 11:25 H.

Torreperogil sabe hacer grande su Carnaval con un magnífico ambiente en las calles gracias al impulso de sus gentes. “Quizá sea nuestra fiesta más emblemática que ha sobrevivido a todos los tiempos y que nunca se perdió. El pueblo lo vive de una manera muy especial”, afirma el alcalde, José Ruiz. “No es solo salir a la calle con un disfraz que compras en un instante o que pides por internet. Existe mucho trabajo detrás para la elaboración de los atuendos que se lucen durante estos días”, continúa. Torreperogil vive un Carnaval que va más allá de las modas que hacen esta fiesta más comercial. De hecho, los vecinos lo preparan con mucho esmero y hasta se elaboran varios disfraces para esta fiesta. Comienza con un fin de semana en el que la gente se echa durante el sábado, el domingo y el lunes. La celebración se concentra en la calle Barrionuevo y el Paseo del Prado.

No obstante, el gran desfile queda para el sábado siguiente. Entonces, todas las máscaras salen por el municipio para hacer una gran fiesta, que vale para realizar también el entierro de la sardina. Eso sí, allí no se llega a quemar, a diferencia de lo que ocurre en las tradiciones de otros municipios. “Hay un aspecto que nos hace muy singulares. Se trata de los mascarotes. Se viste así mucha gente y realmente se trata de algo muy divertido”, manifiesta el alcalde, José Ruiz.

Los mascarotes son disfraces improvisados que se hacen los vecinos de Torreperogil. No tienen que aludir a algo en concreto. Más bien, se trata de esconderse entre ropas y telas recicladas —en realidad valen para otra cosa— para que no se les conozcan. Precisamente, otra de las claves radica en “deformar” el físico, es decir, que tampoco se pueda identificar a la persona por su conformación antropomórfica. Muchas personas usan cortinas, telas viejas, faldillas, monos de trabajo o sábanas, entre otros objetos que se usan como una gran prenda. Antes, los mascarotes también servían mucho para que los jóvenes del pueblo pudieran encontrarse y “escapar” de las familias que los vigilaban para que no tuvieran encuentros amorosos. Sin duda, un carnaval muy interesante y singular.