Una lucha por la justicia y la dignidad en las Aldeas Perdidas de Santiago-Pontones
El colectivo pide una mayor consideración por parte del Gobierno de la Junta
Un grito contra el olvido. Ataviados con sombreros, los descendientes de los serranos de la Sierra de Segura protestaron frente a la Delegación Provincial de la Consejería de Hacienda y Administración Pública de la Junta de Andalucía por la falta de consideración a la población autóctona. Concretamente, a los antiguos habitantes del Valle de las Aldeas Perdidas de Santiago-Pontones. Con la lectura del manifiesto “Réquiem por las Aldeas Perdidas”, han realizado un recorrido por la historia de estas zonas y solicitan a la Administración que realice algunas iniciativas para potenciar el turismo del territorio, como la rehabilitación y señalización de los antiguos caminos de herradura, la habilitación de refugios para los senderistas, la restauración de Los Centenares o El Miravete para convertirlas en ecoaldeas.
Javier Morote, investigador sobre las Aldeas Perdidas, ha explicado que no dejarán de luchar por aquellos que no tienen la capacidad de hacerlo: “Muchos ya no pueden venir, o bien por la edad o bien porque al expropiarlos se fueron para intentar ser considerados como ciudadanos de primera, no de tercera, como eran considerados por la Administración entonces y como se es a día de hoy”. En antaño, el Valle de las Aldeas Perdidas era un espacio natural conservado gracias a la labor de los serranos que habitaban la región. Durante cientos de años, la población vivió en simbiosis con el entorno y cuidó el monte.
Sin embargo, en los últimos años del franquismo, se dictaminaron una serie de leyes que daban a entender que los habitantes de la comarca impedían el aprovechamiento económico de la sierra en lo referente a la madera, a la caza y al turismo. No obstante, no ha cambiado la situación, sino que esas leyes siguen vigentes en la actualidad. Con el paso de los años, sus descendientes decidieron que ya era momento de reivindicar y exigir que se reconozca su historia, además de reclamar el derecho a una vida digna, la que les fue arrebatada a sus antepasados. Con la serenidad y perseverancia que los caracteriza, continuarán con su lucha porque “la sierra sin sus hombres y mujeres es solamente piedra”.