Valdepeñas vive a su Cristo

Los vecinos esperan ansiosos el traslado y la llegada de la imagen al municipio

01 sep 2018 / 12:55 H.

Cada año, Valdepeñas de Jaén, sus habitantes y visitantes, esperan ansiosos el día uno de septiembre para ver a su Cristo de Chircales en las calles del municipio, que, para unos y otros, es lo mas hermoso de la feria y fiestas que se hacen en su honor. Estas comenzaron, entrada la noche, con la coronación de las mises en la caseta municipal. La reina de las fiestas 2018 es María Bravo Estepa, y el mister Cristóbal Chica Almagro. En el apartado infantil fue coronada Sheila Párraga Sansaloni y se le impuso la banda al mister Álvaro Mendoza Jiménez. Ya de madrugada, los participantes en el concurso de migas se metieron en las cocheras a cocinarlas, para concursar, a las 7 de la mañana de hoy, en la plaza. Tras las migas comenzará una diana floreada. A mediodía está previsto que la cofradía matriz reciba a la cofradía filial de Jaén. Pero el acto grande empezará a las tres de la tarde. Como cada año, muchos valdepeñeros se dará cita en la ermita de Chircales para trasladar la imagen del Cristo, que se espera que llegue a Valdepeñas entre las 5 y las 5:30 de la tarde.

El momento más esperado es el paso por la calle Bahondillo, allí se vuelca todo el pueblo con su Cristo y acude también la comitiva oficial a acompañar a la imagen. Estas fiestas permiten que en Valdepeñas se vivan unas horas mágicas, dado que, en la mente de todas las personas, está la sagrada imagen. Cuando suenen las cuatro de la tarde, el Señor de Chircales abandonará su ermita portado a hombros por sus devotos, por un camino de penitencia. Cinco kilómetros con tan pesada y, a su vez, suave carga, soportando con alegría la canícula abrasadora del mes de agosto. A las ocho de la tarde, será la procesión de subida del Cristo desde las Eras de Santa Ana hasta la parroquia del pueblo, que es lo más esperado, todo el año, por los valdepeñeros y por los devotos de los pueblos y ciudades colindantes. Resulta emocionante ver la calle Bahondillo repleta de fieles, y los vivas al Señor de Chircales son continuos. El sacerdote claretiano Pedro Cabrera, valdepeñero, lo ve así: “La imagen del Cristo de Chircales se convierte en el referente fundamental de estos días para la inmensa mayoría de los valdepeñeros y para muchos de los forasteros que visitan en estos días este hermoso pueblo”. Respecto al lienzo, el sacerdote subraya: “Lo que se expresa en este lienzo con pintura, espacios, colores, claridades y sombras... se convierte para los creyentes de Valdepeñas en luz para sus ojos, descanso en su camino, delicia de su corazón; signo de la presencia y del amor Dios”.

Ciertamente, el Cristo de Chircales es una imagen que fascina y atrae. Son muchos los ojos que se fijan en ella cuando recorre las calles del pueblo y en su estancia en el templo parroquial.

Llama la atención el juego de miradas que se establece entre el Señor de Chircales y su gente. En quienes le miran, se puede fácilmente adivinar el deseo de ser alcanzados por su mirada. Son miradas que rezan y que expresan amor y confianza. En él se clavan los ojos del triste, del fracasado, o de quien está perdido o desorientado. Las miradas al Cristo a su paso son profundas, las mejillas se llenan de lágrimas de emoción, de súplica, de agradecimiento, mayores y adultos trasmiten su fe a los jóvenes y niños solo con el gesto, solo con la mirada.