Villargordo y Cañada Catena

Cofradías y vecinos se vuelcan cada año con la festividad de San Antón

13 ene 2018 / 10:56 H.

ASan Antón se le venera en Villargordo en la ermita del Cristo de la Salud, donde tiene su sede. Al ser este un pueblo eminentemente agrícola la tradición en torno al santo se remonta en el tiempo. No obstante, las actividades festivas llegaron a desaparecer, hasta que en 1991, un grupo de villargordeños retomó las riendas y el gesto fue muy bien aceptado por los vecinos. Antiguamente, cuando en las casas había animales domésticos que se empleaban en las faenas agrícolas, la gente se volcaba con San Antón.

Juan Antonio Martos, presidente de la cofradía, recuerda: “Antes se hacían carreras de caballos, de mulos y de burros, que era lo que existía. También de sacos y otras muchas actividades en honor de San Antón”. Según la tradición, los vecinos y devotos del santo daban tres vueltas en torno a la ermita con sus animales, bien fuesen de compañía, de granja o de labranza, para que estos contaran con la protección del San Antón, que, precisamente, es el patrón de los animales. La tradición sigue, pero aclara Juan Antonio Martos que, como ya no hay animales, los agricultores acuden a la ermita con sus tractores y con todo tipo de maquinaria agrícola y vehículos.

Antiguamente se soltaba un cochinillo por las calles y los vecinos lo alimentaba, y se sorteaba ya cebado el día de San Antón.

También Cañada Catena, pedanía de Beas de Segura, se vuelca con la festividad de San Antón. Como su nombre indica, forma parte de una cañada real, por lo que la vinculación con los animales viene desde antiguo. Cañada Catena comienza la celebración de San Antón el 16 de enero, con una gran lumbre nocturna en la plaza del pueblo, donde al calor de la hoguera la gente come rosetas, bebe, canta y disfruta. “Antiguamente, la hoguera se hacía de día y e empalmaba la noche con la jornada de San Antón. Ahora no somos tan valientes, la gente se retira a la hora que considera más oportuno”, apostilla Flores Montesinos Millán, cofrade de la Hermandad de San Antón. El día de San Antón se hace la misa y se procesiona la imagen del santo. Sobre las dos de la tarde, en la plaza del pueblo se hace una fiesta en la que impera la gastronomía, con muy buen tapeo y no faltan las chuletas. “Al ser cañada, paso de animales, había la costumbre de que algún ganadero dejaba un animal y lo cuidaban los vecinos durante todo el año. Esa antigua tradición se ha perdido, pero aún permanece, en cierta forma, ya que los vecinos vamos pasando de casa en casa como si fuésemos los gorrinos de San Antón”, manifiesta Flores Montesinos.