Vivir a orillas del pantano del Tranco

Menos de diez familias habitan el poblado a lo largo de todo el año

08 dic 2017 / 10:33 H.

Las orillas mismas del pantano del Tranco, con el barco solar —uno de los emblemas del programa Jaén, Paraíso Interior— a un paso, recibieron al autobús de Diario JAÉN en su ruta por la provincia. En el poblado, que lleva el nombre del embalse, viven siete u ocho familias todo el año, compuestas en su mayoría por antiguos trabajadores de la presa y también por personal de la Confederación Hidrográfica.

Pero, además, valientes autónomos como los hermanos Sandoval —hijos de un antiguo jefe de turbinas— pasan aquí su existencia, encantados con lo paradisíaco y tranquilo del lugar aunque, eso sí, quejosos en algunos aspectos. José, dueño del Restaurante Acacia, atiende el local desde hace unos treinta años y, aunque está prejubilado, apoya a su hijo Alejandro, que se ha quedado con el negocio. Por su parte, Ramón Sandoval, después de poseer hoteles y de trabajar como relaciones públicas en Mallorca varios años, ha recalado de nuevo en su tierra natal, con ideas turísticas que quiere sacar adelante.

Ambos reclaman mejoras en el alumbrado —“a las cinco, aquí ya es de noche”, aseguran—; por lo demás, celebran la tranquilidad de la que gozan. Y es que el Poblado del Tranco, con su actividad constante en torno a la presa, las cada vez más numerosas visitas para disfrutar del paseo en la embarcación solar y la presencia de enamorados de la naturaleza que encuentran aquí un referente, es una verdadera maravilla. En la carretera, un perro interrumpe el tráfico, pero no atiende al claxon; lejos de desesperarse, el conductor hace lo imposible por respetar la serena jornada del animal. Una paciencia contagiosa que, en los tiempos que corren, se agradece, se agradece mucho.