La verdad de una leyenda

    23 abr 2024 / 09:36 H.
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    Antes de adentrarnos en los refajos de la historia del origen de Noalejo y, por ende, en los de la vida de doña Mencía de Salcedo, su fundadora, escudriñemos en el nombre del lugar y preguntémonos por qué la Historia evitaba las leyendas como si fueran un tinte pringoso y embustero, alejándonos de una cotidianeidad empapada de sudor labriego y de una oralidad que fusionaba vivencia y necesidad con reclamo y sentimiento. A falta de un anhelado y pormenorizado estudio, imaginemos la escena y sus actores. De una parte, los muladíes que habitaban los Entredichos previo al avance de los RRR.CC. y que nombraban a su tierra como Nawalis, con significado de llanura alta rodeada de cerros por los que discurría el agua; de otra, doña Mencía, una noble vasca al servicio de la reina Isabel de Portugal, cuya Corte se ubicaba en la que en esos momentos era la capital de España: Granada. Y por último, los colonos norteños que avanzaban en bestias y carretas para repoblar un noval pequeñejo, del que una noble se enamoró por su belleza y sus aguas. “Y tras de probar el agua que manaba de la fuente del Pilarillo, doña Mencía dijo: de aquí no me alejo”.

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