28 de Febrero

    29 feb 2024 / 09:54 H.
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    Viendo lo que nos rodea, con partidos políticos con sus respectivos votantes que se quieren independizar de España en varias comunidades autónomas, el hecho de que para la mayoría de nosotros, el ser españoles y andaluces no suponga conflicto alguno, creo que es una suerte. Nosotros no tenemos que apartar banderas porque nos estorben antes de dar una rueda de prensa, ni tenemos que pedir al gobierno que amnistíen a nuestros políticos, ni hablamos continuamente de conflicto político, ni aleccionamos desde bien temprano a nuestros jóvenes para crear en ellos un sentimiento antiespañol. Aquí todos son bien recibidos, y si a la primera no nos entienden, les repetimos nuestras palabras más despacio, para que se enteren. Nuestras selecciones de fútbol, baloncesto o balonmano, pueden jugar aquí sin problema alguno, y siempre recibirán el apoyo de los aficionados. Si las familias dejan de hablarse, no será por temas de nacionalismos. Pero todo no fue siempre así. Recuerdo una manifestación de un 28 F, en los ya lejanos años de la transición, en la que los manifestantes, a su paso por la actual Plaza de la Constitución, pidieron a gritos que un vecino quitara una larga bandera de España que había colocado junto a una andaluza. Y tal fue el ímpetu con el que lo pedían, que no tuvo más remedio que quitarla. Hoy, más que nunca, podemos sentirnos orgullosos de ser españoles y andaluces.

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