Asunto de Reyes

De los Reyes, me quedo con Felipe VI. No tuve la suerte de conocer a los de Oriente. A Juan Carlos I sí que lo vi hasta coronarlo en 1975. Al principio hubo desconfianza hacia él, pero supo ganarse el respeto de la mayoría de los españoles, para luego, cuando una amplia mayoría se había hecho monárquica (o juancarlista, como decía un periodista), tirar por tierra todo lo bueno que había hecho con asuntos personales y no tan personales que, como suele ocurrir, hicieron que olvidáramos todo lo bueno y lo juzgáramos solo por lo malo. Hoy, a punto de cumplir ochenta y seis años, siento compasión por el anciano que anda con dificultad y vive alejado de su familia debido a sus errores. Felipe VI ha tomado un camino diferente al que tomó su padre y, de vez en cuando, con la sutileza y discreción que ha de acompañar a todo Rey, realiza declaraciones que dejan clara su postura respecto a los acontecimientos últimos que vivimos en nuestro país, provocando reacciones críticas de algunos políticos. Su mensaje de Navidad, defendiendo a ultranza la Constitución y el orgullo de sentirse español, es ejemplo de que un monarca puede ser algo más que una figura de un Belén. Además, su ordinal nos hace recordar a Camilo... ese sí que era un grande de España.