Con otros ojos

    28 mar 2024 / 09:57 H.
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    Me dispongo a vivir el Triduo Pascual con otros ojos tras haber peregrinado a Tierra Santa, el llamado Quinto Evangelio; el entorno donde vivió Jesús, Dios-Hijo encarnado en Nazaret para redimirnos y nacido en Belén hasta su Pasión, Muerte y Resurrección en Jerusalén. Hoy, cuando en mi pueblo contemple la Oración del Huerto y Jesús Preso, evocaré los añosos olivos de Getsemaní y el camino del torrente Cedrón, por el que desde el Cenáculo, en Sion, bajó Jesús; recordaré la basílica de la Agonía y la roca en la que Jesús oró al Padre, el Prendimiento y la misma senda que subió atado a la casa de Caifás, el interrogatorio y las negaciones de Pedro —in Gallicantu—; la oscura prisión de Jesús bajo la iglesia. Los azotes y las espinas, el “Ecce Homo” traerán a mi mente el enlosado “lithostrotos” —Basílica de la Flagelación— de ahí por la Vía Dolorosa, hasta el Gólgota y recobrar la emoción de haber tocado el encaje de la Cruz en la roca y contemplar el Sepulcro vacío. Magdalena “noli me tangere”, Resucitó. Los desfiles procesionales y bellas imágenes barrocas no traerán ogaño los recuerdos de siempre, sino revivir otros tangibles y orar: “praestes fides supplementum sensuum defectui”.

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