Simulacro político

    11 mar 2024 / 09:56 H.
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    Cada vez más teóricos de las ciencias sociales plantean que vivimos en una suerte de simulación, donde los simulacros son permanentes y donde no es ni fácil ni sencillo diferenciar qué es la verdad y qué es la construcción de una mentira con apariencia de realidad verosímil. Esto está pasando en España ahora mismo, los datos económicos parecen ser buenos, pero la división social, las políticas del amiguismo y las mentiras flagrantes son lo normal, más peligrosas cuanto más subes, y Sánchez miente y Feijóo también. Este juego, aunque fascinante para los estudiosos de la ciencia política, es un desgaste enorme de la credibilidad ciudadana y las maneras en cómo un país tiene que vivir en paz. Para colmo de males exministros, asesores con nombre de cuento chino, pagos por insumos inexistentes, arribistas varios, presidentes, y presidentas, de comunidades engreídos, cínicos y peligrosos, con una extrema derecha que todo lo enturbia y una izquierda inoperativa y pérdida. Con todo, nuestro país parece un puro simulacro, un juego de consola donde lo infantil, violento e inmune es la regla. En mi caso lo tengo claro, por un lado, seguir confiando en mis familiares y amigos, donde una cervecita hace mucho. Y con respecto a los que nos gobiernan, pues rogar para que no nos roben la moral, las mascarillas y la cerveza.

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